domingo, 8 de enero de 2017

DONALD TRUMP o el RECHAZO a la ERA OBAMA

DONALD TRUMP o el RECHAZO a la ERA OBAMA

Alguien dijo que dada la injerencia de los dirigentes de Estados Unidos en la vida del resto de la humanidad, los no estadounidenses también deberíamos poder votar en sus elecciones, aunque, sometidos a las mismas presiones propagandísticas, temo que el resultado fuera el mismo. 

¿A quién habría votado usted? ¿A un Donald Trump mediocre, fanfarrón e imprevisible en sus decisiones o a una Hillary Clinton siniestra, tramposa y con antecedentes más que comprobados de haber cometido crímenes de guerra en Afganistán, Libia, Irak y Siria? 

Esa es la verdadera libertad que ofrece un sistema político esquizofrénico que mientras engendra esta clase de dirigentes, presume de ser la culminación de la civilización humana y de sus valores. 

Con el providencialismo de un iluminado, Obama ha declarado en numerosas ocasiones que "Estados Unidos ha sido y seguirá siendo la nación indispensable en asuntos mundiales", después de haberse atrevido a afirmar en el discurso de su primera investidura, el 20 de enero de 2009: 

"Ésta es la fuente de nuestra confianza: la certeza de que Dios nos anima a modelar un destino incierto", persistiendo en el peligroso fanatismo pseudo-religioso de su predecesor, el nefasto George W. Bush, que no tuvo pudor para soltar que "nuestra nación ha sido elegida por Dios y designada por la Historia como modelo del mundo"(1). 

Siguiendo la misma línea iluminista, Hillary Clinton no tuvo empacho en declarar ante el Consejo de Relaciones del Senado: 

"La gente se pregunta qué nos depara el futuro dentro de nuestro país y en el exterior. 

Pues dejen que les diga con toda franqueza: Estados Unidos puede y debe liderar el nuevo siglo, y lo hará" (2).


No hace falta mucha memoria para recordar toda una lista de individuos impresentables que en nuestra época llegaron a ser presidentes de Estados Unidos: Lyndon B. Jonhson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George W. Bush... 
Resulta imposible no preguntarse cómo es posible que hombres que ninguna gran empresa pondría al frente de una sucursal de provincias llegaran a ocupar la presidencia de la nación más poderosa del mundo.

Siendo un hecho innegable que Estados Unidos lleva décadas a la cabeza de la investigación mundial, que cuenta con muchas de las mejores universidades del planeta, en las que ejerce su magisterio e investiga una verdadera galaxia de Premios Nobel, ¿por qué su sistema político permite acceder a elementos de un nivel intelectual y ético tan miserable hasta la presidencia de la nación? 

Michael Mann, prestigioso sociólogo e historiador de la Universidad de California en Los Angeles, utilizó la denominación de "imperio incoherente" para referirse a que "los fundamentos económicos e ideológicos del imperio americano son poco sólidos y que su única fuerza real reside en actuar como un matón frente a los débiles países tercermundistas". 

El profesor Mann lo expresa de manera diáfana: "El nuevo militarismos (estadounidense) posee las debilidades y fortalezas características del militarismo: el poder pero no la autoridad, y una brutal arrogancia que lo lleva a una excesiva confianza y, en última instancia, a un orgullo desmesurado y al desastre. 

Mientras que en el pasado reciente el poder estadounidense era hegemónico ̶ fue aceptado por costumbre y con frecuencia considerado legítimo en el extranjero ̶ , ahora se impone a punta de pistola. 

Esto socava la hegemonía y la pretensión de ser un imperio benevolente. La incoherencia demostrada por sus poderes militar, económico, político e ideológico le obliga a retirarse a su refugio más seguro, la devastación militar ofensiva". (3)

Parece obvio que para gobernar una nación así no hace falta poseer dones especiales: basta con estar bien instalado en el establishment, disponer de la fortuna suficiente para costear una larga campaña electoral, ser buen actor y dejar que actúen los poderes fácticos que convergen en la Casa Blanca, muy especialmente el "complejo industrial-militar" que determina la política exterior norteamericana, por usar la denominación que utilizó por vez primera el presidente Eisenhower. 

Y no cabe duda que Barack Obama es el producto de "marketing" más perfecto que cabe imaginar, bendecido encima por la concesión del Premio Nobel de la Paz al inicio mismo de su primer mandato.

Llama la atención que ninguna de estas consideraciones haya sido tenida en cuenta por los medios informativos españoles ni por la práctica totalidad de nuestros "intelectuales", que invariablemente aluden al muy manido eslogan de referirse a Estados Unidos como la democracia más antigua y perfecta del planeta, dentro de lo que cabe, claro, porque en este mundo la perfección no existe y blá, blá, blá... 

No he visto que ninguno se haya preguntado algo tan elemental como: ¿No será que algo muy grande falla estrepitosamente y desde hace demasiado tiempo en la democracia que se considera a sí misma ejemplo y modelo de todas las demás? Pregunto, me pregunto...

Y es que para escribir acerca de la Historia no vale utilizar como criterio las preferencias personales, las descalificaciones basadas en juicios de valor o la racionalidad del sentido común más elemental que usamos para andar por casa. 
Los análisis históricos han de estar fundamentados en un examen ponderado de las variables significativas que el historiador deberá elegir entre muchas y valorar según su leal saber y entender. 
Exactamente lo mismo que hace un médico para diagnosticar cualquier enfermedad, un rigor que nuestras eminencias pensantes y opinantes están muy lejos de vislumbrar y, muchísimo menos, de practicar.
Es un hecho comprobable que numerosos analistas e intelectuales norteamericanos vaticinaron el triunfo electoral de Donald Trump. 

Otra cosa es que se enteraran los periodistas y tertulianos españoles, esos que hablan "ex cathedra" desde sus tribunas y cobran por mirarse los ombligos. 

Vaya como muestra de acertada anticipación el artículo de Michael Moore: "Cinco razones por las que Trump va a ganar las elecciones", ¡¡publicado el día 28 de julio de 2016!! (4).

"Dado que parece cada vez más probable que Donald Trump sea el candidato republicano a la Presidencia, a los demócratas se les acaba el tiempo para elaborar una estrategia con la que derrotarle. 

Las insistencias ilusorias y complacientes en que Trump se evaporaría, repetidas hasta hartar durante meses, se han demostrado erróneas. 

Trump goza de un imponente liderazgo en las encuestas y ha logrado varios triunfos importantes en las primarias, por lo que ya son muchos quienes vaticinan que conseguirá la nominación. 

Si los demócratas de verdad creen, como dicen creer, que Trump supone una amenaza para el bienestar del país y la vida de las minorías, deberán hacer todo lo posible para alejarle de la Casa Blanca. 

Eso requerirá que se unan muy rápido en torno a un objetivo único, por muy ilógico que parezca: tienen que asegurarse por todos los medios de que Bernie Sanders sea el candidato demócrata a la Presidencia".

Comentaristas y tertulianos, los improvisados y los de siempre, la clase política sin excepciones y su caterva de intelectuales orgánicos, tanto de derechas como de izquierdas, han machacado y siguen martilleando nuestras neuronas hasta la hartura que acostumbran en periódicos, televisiones, radios y a través de la Red, acudiendo para sentar sus tesis a todos los personajes y personajillos que tienen a mano y, sobre todo a las agencias de comunicación estadounidenses vinculadas alestablishment norteamericano. 

Todos a coro han recitado los mismos mantras, salmodias y letanías, porque no ha habido ninguno que no se haya convertido por arte de birlibirloque en experto analista de la compleja realidad social estadounidense, repitiendo ad nauseam las mismas argumentaciones, tan progresistas como falaces, según los hechos se han encargado de demostrar.

El vergonzante delirio informativo español alcanzó cimas pocas veces vistas con la emisión de los telediarios de TVE desde Nueva York, convirtiendo los espacios informativos en "realitys shows", espectáculos faranduleros sobre la realidad americana proyectados desde una escenografía que no ha servido más que para visualizar "urbi et orbi" nuestra condición subordinada de protectorado del imperio que tiene a Washington como sede del César, capital de la OTAN y encarnación de la Nueva Roma. 

No puede representarse con mayor evidencia quién dicta nuestra política exterior y ordena en qué lejanas guerras han de participar los soldados de nuestras Fuerzas Armadas, así como los ejércitos de todas las naciones europeas vinculadas a la OTAN, para mantener la paz mundial, es decir la hegemonía global de Estados Unidos.

Zbigniew Brzezinski, el más influyente politólogo y estratega estadounidense, director de la Comisión Trilateral, consejero de Seguridad Nacional del gobierno del presidente Jimmy Carter, que se ha mantenido como consejero áulico de todos los presidentes americanos hasta el día de hoy, incluyendo los dos mandatos de Obama, no tuvo pelos en la lengua para dejar escrito que "La cruda realidad es que la Europa Occidental, y la Central cada vez más, sigue siendo en buena medida un protectorado norteamericano, con unos Estados aliados que recuerdan a los antiguos vasallos y tribunos de Roma" (6).

Para no salirse del guión, ningún medio informativo se hizo eco del análisis realizado por el profesor Allan Lichtman, publicado el pasado 23 de septiembre en ”The Washington Post”. 

Con su método, que tiene en cuenta trece variables, Lichtman vaticinó a finales de septiembre el no tan sorprendente triunfo de Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas, que cualquiera puede ver PINCHANDO AQUÍ (7).

"Por qué Trump", se preguntaba también George Lakoff, profesor de lingüística en la Universidad de California, Berkeley, en un brillante artículo publicado el 16 de marzo, en el que nos ofrece nuevas claves para encontrar la respuesta (8): 

"Donald Trump expresa en voz alta todo lo que siente —con fuerza, hostilidad, enfado y sin vergüenza--. 

Lo único que tienen que hacer es apoyar y votar a Trump y ni siquiera tienen que expresar sus opiniones “políticamente incorrectas”, puesto que ya lo hace él por ellos y sus victorias hacen que esas opiniones sean respetables. Él es su campeón. 

Él les proporciona un sentimiento de auto respeto, autoridad y la posibilidad de obtener poder. 

Cuando oigas las palabras “políticamente correcto”, recuérdalo.

"No hay término medio en la política estadounidense. 

Hay moderados, pero no existe la ideología del moderado, no hay una sola ideología con la que estén de acuerdo todos los moderados. Un conservador moderado tiene algunas posturas progresistas sobre ciertos asuntos, aunque varían de una persona a otra. De un modo similar, un progresista moderado tiene algunas posturas conservadoras sobre ciertos asuntos, y de nuevo varía de una persona a otra. 

En resumen, los moderados tienen ambas visiones políticas, pero generalmente usan una de ellas. Estas dos formas morales de ver el mundo en general se contradicen. ¿Cómo pueden residir en el mismo cerebro al mismo tiempo?

"Ambas se caracterizan en el cerebro por un circuito neuronal. Están unidas por un circuito común: la inhibición mutua. Cuando uno se activa, el otro se desactiva; cuando uno se fortalece, el otro se debilita. 

¿Qué los activa o desactiva? 

El lenguaje que encaja en esa visión del mundo activa esa forma de ver la vida, la fortalece, mientras que desactiva la otra visión del mundo y la debilita. 

Cuanto más se debaten las opiniones de Trump en los medios, más se activan y se fortalecen, tanto en las mentes de los conservadores a ultranza como en las mentes de los progresistas moderados".

Busquen en las hemerotecas, videotecas y fonotecas a ver si encuentran algún análisis parecido que haya sido publicado por algún medio de comunicación español de mediana importancia. Les deseo suerte para que tengan mejor fortuna que yo.

Hay dos maneras de ver la capacidad de Trump de mantener una coalición ganadora, que no son excluyentes. 

Por un lado, el partidismo como variable inamovible: 

por muy deteriorada que haya quedado la figura del candidato, por muchos ataques que haya sufrido, al final parece que una gran mayoría de votantes republicanos se han mantenido fieles.

Por otra parte, parece que la guerra de “clase trabajadora blanca” no le ha salido bien a los demócratas y sí a Trump, quien ha ganado en lugares donde Obama venció en 2008 y 2012. 

A falta de estudios post-electorales, parece que el apoyo del segundo grupo ha sido menor que el primero. 

En palabras de Octavio Medina o de Nate Cohn, los votantes blancos de clase obrera se habrían comportado como una minoría, siendo en realidad más del 40% del total. 

Con ello, Trump ha ganado donde Obama logró darle la vuelta a la tortilla.

Así, Trump ha sumado al bloque conservador a una parte de la población que o no votaba, o lo hizo por Obama en 2008 y en 2012. 

Mientras que Clinton no ha conseguido igualar la apuesta a base de minorías y nuevos votantes. 

Si a eso le añadimos que los votantes del segundo grupo se encontraban mayoritariamente en "Estados seguros" en los que su voto nada cambiaba, mientras que los primeros sí podían mover la balanza, nos queda la imagen completa.

"La gente tiene más miedo que odio", es la descripción del estudio que me hace Karen Nussbaum, directora de Working America. 

La encuesta "confirma lo que escuchamos siempre. 

La gente está harta, la gente sufre, están descontentos por el hecho de que sus hijos no tienen futuro" y "porque no ha habido una recuperación tras la recesión, porque todas las familias sufren de una manera u otra".

"Tom Lewandowski, presidente del Consejo del Trabajo del Noreste de Indiana, lo dejó aún más claro cuando le pregunté por los partidarios de Trump de clase trabajadora. 

"Esta gente no es racista, no más que el resto", dice de los seguidores de Trump que conoce. 

"Cuando Trump habla de comercio, pensamos en el Gobierno de (Bill) Clinton, primero con el NAFTA y luego con China (los acuerdos comerciales con Pekín), y aquí en el noreste de Indiana eso supuso una hemorragia de empleos".

A falta de propuestas económicas o sociales de verdadero calado, la polémica se ha centrado en asuntos domésticos de importancia relativa para el resto del mundo, como la polvareda universal que ha encontrado el anuncio hecho por Trump de levantar un muro en la frontera mejicana que contenga la emigración procedente de la América Latina, olvidando que buena parte de ese muro existe ya. 

En 1994, un año antes de que Bill Clinton llegara a la Casa Blanca por primera vez, se puso en marcha la “Operación Guardián”, por la cual se edificó en California la primera parte del muro. 

El tramo, que mide 20 kilómetros, comienza en el desierto y termina adentrándose en el mismísimo Océano Pacífico. Durante el mandato de Bill Clinton el proyecto fue ampliado para evitar la entrada de los inmigrantes mexicanos, y aunque no haya estadísticas oficiales al respecto, ha provocado más de tres mil muertes.

Muro entre Tijuana y San Diego. Colocación de alambradas en septiembre de 2015

El republicano Duncan Hunter propuso un plan al Senado el 3 de noviembre de 2005 para reforzar la barrera fronteriza entre los dos países. 

La propuesta fue aprobada el 15 de diciembre de 2005 y preveía la construcción de un muro fronterizo de más de mil kilómetros. 

A esta escala, semejante muro sería sólo comparable a la Gran Muralla China, que mide alrededor de ocho mil kilómetros.

Finalmente, el 17 de mayo de 2006, el Senado de Estados Unidos aprobó la enmienda para construir un muro de 595 kilómetros de extensión y más de 800 kilómetros de barreras que impidieran el paso de automóviles. 

El documental estadounidense “The Fence" (La Cerca) refiere que Washington ha gastado alrededor de tres mil millones de dólares en ese proyecto, que no ha servido para frenar la inmigración ilegal ni el tráfico de drogas, constituyendo una mancha para Estados Unidos, luego de que el gobierno estadounidense apostara por la destrucción del muro de Berlín.

Una segunda reflexión no puede menos que referirse al cinismo europeo exhibido ante semejante proyecto. 

¿Acaso no ha levantado Europa todos los muros y barreras que ha podido para encerrar en miserables guetos a los desgraciados, que, tras cruzar el mar, huyen de las guerras provocadas en su países de origen por Estados Unidos con el apoyo incondicional de las naciones europeas vinculadas a la Alianza Atlántica? 

¿No son enviados a Turquía como si fuesen mercancía facturada y pagada al contado por la Unión Europea al "demócrata" Erdogan?

En cuanto a la predicción infalible de que las mujeres norteamericanas votarían en bloque por Hillary Clinton, resulta evidente que se ha revelado tan falsa como todas las demás, porque lo cierto ha sido que el 53% del voto femenino a ido a parar a Donald Trump. 

En una carta abierta la actriz y activista Susan Sarandon ha explicado, todo lo gráficamente que suele hacerlo, que su "miedo" a un gobierno de Trump no es razón suficiente para optar por Clinton, dado el "historial de corrupción" de la ex-secretaria de Estado.

Preguntada por este asunto en una entrevista en la BBC, Sarandon fue aún más explícita:"No voto con mi vagina", concluyó.

Susan Sarandon
En el artículo titulado “Soy musulmana, inmigrante y voté por Donald Trump”, la periodista y defensora de los derechos de la mujer Asra Q. Nomani, explica por qué eligió a Trump sobre Hillary Clinton en la columna que publica en el diario The Washington Post: 

"Soy una madre soltera que no puede afrontar el seguro de salud del Obamacare, el programa del Presidente no me ayuda. El martes, conduje por Virginia desde mi hogar en Morgantown, donde pude ver los Estados Unidos rurales, y estadounidenses comunes que, como yo, no pueden llegar a fin de mes, luego de ocho años de administración de Obama (...)".

"Pero lo que más me preocupó fueron mis temores de la influencia de las dictaduras islámicas teocráticas de Qatar y Arabia Saudita en una administración de Hillary. Estas dictaduras no muestran ejemplos de una sociedad progresista".

La periodista Asra Q. Nomani
No obstante, por encima de todo lo que llevo escrito, lo más cinicamente escandaloso es el lema mantenido de que, aún reconociendo que Hillary Clinton no pareciera la mejor candidata demócrata, era preferible a Trump para salvaguardar un cierto equilibrio en el difícil panorama actual, caracterizado por un enfrentamiento insostenible con Rusia que supera los peores momentos de la Guerra Fría, así como el panorama bélico generado en el Mediterráneo, en el Oriente Medio y hasta en la misma Europa con la intervención otánica apenas encubierta en Ucrania, que se mantiene como foco encendido presto a ser activado según convenga a los halcones del Pentágono y de la Secretaría de Estado y que analicé, adelantándome a los acontecimientos mismos, en mi artículo "Ucrania por el camino de Siria: Informe para ciegos", publicado el día 27 de febrero de 2014, cuando todavía estaban sucediendo los acontecimientos de la Plaza Maidan y en el que vaticiné anticipadamente la guerra que inmediatamente sobrevino, la partición de Ucrania en dos mitades antagónicas y mi certeza de que Rusia jamás abandonaría Crimea, por ser parte integral de la nación rusa desde hace siglos.

En cumplimiento de sus promesas electorales, Obama anunció en octubre de 2011 la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. Sin embargo, los intentos de Obama por derrocar al presidente sirio Bashar Al-Assad, para lo cual EE.UU. armó a la oposición siria y protegió a tropas de mercenarios yihadistas, posibilitaron la ampliación y el fortalecimiento del Estado Islámico, Jaish al-Fath, el Frente Al-Nusra y otros grupos sunitas financiados por Qatar y Arabia Saudí, con la rápida consecuencia de que estas mesnadas terroristas extendieran su campaña de horrores desde la nación siria al fronterizo Irak. 

En agosto de 2014, Obama autorizó los ataques aéreos contra las posiciones del Estado Islámico en Irak, y en septiembre EE.UU. comenzó a bombardear Siria sin el consentimiento de las autoridades de éste Estado soberano y sin autorización de las Naciones Unidas. 

Con ello, la estrategia de Obama para "luchar contra el terrorismo" no solamente fortaleció al Estado Islámico, sino que permitió financiarse a los terroristas con la obtención de centenares de millones de dólares por la venta del petróleo de los yacimientos ocupados.

También por decisión de Obama, Estados Unidos dejó su rastro de destrucción en Libia, donde a partir de marzo de 2011 dirigió la operación militar para derrocar al Muammar El-Gadafi con la intervención de la OTAN, reservando a Francia y al Reino Unido el criminal protagonismo de los bombardeos a la nación libia, sin reparar en las decenas de miles de muertos ocasionados en la población civil. 

Como resultado, el mandatario libio, feroz enemigo del yihadismo sunita, fue asesinado bajo consignas democráticas, lo que marcó el hundimiento del Estado libio y el comienzo de un período de enfrentamiento armado en lucha por el poder, que ha ocasionado la desintegración total del país, una catástrofe humanitaria de la que nuestros medios de comunicación no se hicieron eco, el tribalismo y el auge del yihadismo sunita, así como su comprobada exportación a Siria e Irak. 

El pasado 25 de julio, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, aseguró que existen "flujos de armas que van a Siria, guiados por Hillary Clinton hacia los yihadistas, incluidos los del Estado Islámico", un hecho que, a estas alturas, está perfectamente demostrado.

De esta forma, no solo la ex-secretaria de Estado estaba al tanto de los repetidos envíos de armas a los yihadistas en Siria, sino que también lo sabían varias figuras clave en la Casa Blanca, incluido el presidente Obama. 

La mayoría del pueblo estadounidense siempre pensó que los rusos retrocederían cuando ellos actuaran, pero la decisión adoptada por Putin de intervenir con contundencia en Siria, previa petición del Gobierno de Damasco, para acabar con los mercenarios yihadistas, que los medios de comunicación occidentales se obstinan en llamar "rebeldes moderados", ha demostrado que estaban equivocados.

A pesar de que la rara unanimidad de los medios de comunicación españoles en seguir denostando a Trump y en mantener sus alabanzas a las virtudes de Obama y de su fallida sucesora, la revista digital lamarea.com publicó ayer, domingo 20 de noviembre, una magnífica entrevista a Diana Johnstone realizada el pasado mes de mayo por el periodista Walter Goobar

Diana Johnstone es quizá una de las comentaristas de la política europea y estadounidense más reputadas de la izquierda, que se dio a conocer en Europa por sus críticas a la política occidental durante las guerras en los Balcanes y autora de un libro sobre Hillary Clinton titulado "La reina del caos". 

Aunque la entrevista entera no tiene desperdicio, me he permitido entresacar algunos comentarios que estimo fundamentales.

Pregunta: Los medios estadounidenses han centrado su atención estas primarias en Donald Trump. Pero en su opinión, Hillary Clinton también debería ser motivo de preocupación. La ha descrito como "la reina del caos". ¿Por qué?

Diana Johnstone: "Trump consigue titulares porque es una novedad, un showman que dice cosas chocantes. 

Es visto como un intruso en un espectáculo electoral diseñado para transformar a Clinton en la “primera mujer presidenta de América”. 

¿Por qué la llamo reina del caos? 

En primer lugar, por Libia. Hillary Cinton fue en gran medida responsable de la guerra que hundió a Libia en el caos, un caos que se extiende hacia el resto de África e incluso Europa. Ha defendido más guerra al Oriente Medio.

"Mi opinión no es que Hillary Clinton “también debería” ser motivo de preocupación. Ella es el principal motivo de preocupación. Clinton promete apoyar más a Israel contra los palestinos. Está totalmente comprometida con la alianza de facto entre Arabia Saudí e Israel que tiene como objetivo derrocar a Assad, fragmentar Siria y destruir la alianza chií entre Irán, Assad y Hezbolá. 

Esto aumenta el riesgo de confrontación militar con Rusia y Oriente Medio. Al mismo tiempo, Hillary Clinton defiende una política beligerante hacia Rusia en su frontera con Ucrania. 

Los medios de comunicación de masas en Occidente se niegan a darse que cuenta que muchos observadores serios, como por ejemplo John Pilger y Ralph Nader, temen que Hillary Clinton nos conduzca, sin advertirlo, a la Tercera Guerra Mundial.

"Trump no se ajusta a ese molde. Con sus comentarios groseros, Trump se desvía radicalmente del patrón de lugares comunes que oímos de los políticos estadounidenses. 

Pero los medios de comunicación establecidos han sido lentos en reconocer que el pueblo estadounidense está completamente cansado de políticos que se ajustan al patrón. 

Ese patrón está personificado por Hillary Clinton. Los medios de comunicación europeos han presentado en su mayoría a Hillary Clinton como la alternativa sensata y moderada al bárbaro de Trump. 

Sin embargo, Trump, el “bárbaro”, está a favor de reconstruir la infraestructura del país en vez de gastar el dinero en guerras en el extranjero. Es un empresario, no un ideólogo.

"Trump ha afirmado claramente su intención de poner fin a la peligrosa demonización de Putin para desarrollar relaciones comerciales con Rusia, lo que sería positivo para Estados Unidos, para Europa y para la paz mundial. 

Extrañamente, antes de decidir presentarse como republicano, para consternación de los líderes del Partido Republicano, Trump era conocido como demócrata, y estaba a favor de políticas sociales relativamente progresistas, a la izquierda de los actuales republicanos o incluso Hillary Clinton (...)
D.J.: "Hay dos cosas que decir sobre la famosa experiencia de Hillary Clinton. 

La primera es observar que su experiencia no es el motivo de su candidatura, sino, más bien, la candidatura es el motivo de su experiencia. 

En otras palabras, Hillary no es candidata debido a que su maravillosa experiencia haya inspirado a la gente a escogerla como aspirante a la presidencia. Es más correcto decir que ha acumulado ese currículo justamente para cualificarse como presidente.

"Lo segundo concierne al contenido y la calidad de esa famosa experiencia. Se ha empecinado en demostrar que es dura, que tiene potencial para ser presidenta. En el Senado votó a favor de la guerra de Irak. 

Desarrolló una relación muy cercana con el intervencionista más agresivo de sus colegas, el senador republicano por Arizona, John McCain. 

Se unió a los chovinistas religiosos republicanos para apoyar medidas como que quemar la bandera estadounidense fuese crimen federal. 

Como secretaria de Estado, trabajó con “neo-conservadores” y esencialmente adoptó una política neo-conservadora utilizando el poder de Estados Unidos para rediseñar el mundo (...) 

En cuanto a Libia, persuadió al presidente Obama para derrocar el régimen de Gadafi utilizando la doctrina de “responsabilidad para proteger” como pretexto, basándose en falsas informaciones. 

Bloqueó activamente los esfuerzos de gobiernos latinoamericanos y africanos para mediar, e incluso previno los esfuerzos de la inteligencia militar estadounidense para negociar un compromiso que permitiese a El-Gadafi ceder el poder pacíficamente.

"Continuó esa misma línea agresiva con Siria, presionando al presidente Obama para que incrementase el apoyo a los rebeldes anti-Assad e incluso para imponer una “zona de exclusión aérea” basada en el modelo libio, arriesgándose a una guerra con Rusia. 

Si se examina atentamente, su “experiencia” más que cualificarla para el puesto de presidente, la descalifica.

Su política sería claramente de una mayor confrontación hacia Rusia que las de Donald Trump. 

El contrincante republicano de Trump, Ted Cruz, es un fanático evangélico de extrema derecha que sería tan malo como Clinton, o quizá peor. 

Comparte la misma creencia semirreligiosa de Clinton en el rol “excepcional” de Estados Unidos para modelar el mundo a su imagen. 

Por otra parte, Bernie Sanders se opuso a la guerra de Irak. 

No ha hablado demasiado de política internacional, pero su carácter razonable sugiere que sería más juicioso que cualquiera de los demás.

Pregunta: La campaña de Clinton ha recibido notoriamente dinero de varios hedge funds. ¿Cómo cree que podría determinar su política económica si consigue llegar a la presidencia?

D.J.: Cuando los Clinton abandonaron la Casa Blanca en enero de 2001, Hillary Clinton lamentó estar “no sólo sin blanca, sino en deuda”. 

Eso cambió muy pronto. Hablando figuradamente, los Clintons se trasladaron de la Casa Blanca a Wall Street, de la presidencia al mundo de las finanzas. 

Los banqueros de Wall Street compraron una segunda mansión para los Clinton en el Estado de Nueva York (que se sumó a la que tienen en Washington DC) prestándoles primero el dinero y luego pagándoles millones de dólares por ofrecer conferencias.

Sus amistades en el sector bancario les permitieron crear una fundación familiar ahora valorada en dos mil millones de dólares. Los fondos de la campaña proceden de fondos de inversión amigos que colaboran de buen grado. 

Su hija, Chelsea, trabajó para un fondo de inversión antes de casarse con Marc Mezvinsky, quien creó su propio fondo de inversión después de trabajar para Goldman Sachs.

En pocas palabras, los Clinton se sumergieron por completo en el mundo de las finanzas, que se convirtió en parte de su familia.

Es difícil imaginar que Hillary se mostrase tan desagradecida como para llevar a cabo políticas contrarias a los intereses de su familia adoptiva.

Pregunta: En el pasado ha criticado a la izquierda (o a una parte considerable de ella) por apoyar las llamadas “intervenciones humanitarias”. ¿Qué opina de la "nueva izquierda" o "nueva nueva izquierda" en países como Grecia o España?

D.J.: La propaganda neoliberal dominante justifica la intervención militar por motivos humanitarios, para “proteger” a la gente de “dictadores”. 

Esta propaganda ha tenido mucho éxito, especialmente en la izquierda, donde con frecuencia se acepta como una versión contemporánea del “internacionalismo” de la vieja izquierda, cuando en realidad es todo lo opuesto: no se trata de las Brigadas Internacionales y su idealismo, combatiendo por una causa progresista, sino del Ejército estadounidense bombardeando países en nombre de alguna minoría que puede acabar demostrándose como un grupo mafioso o terroristas islámicos".

Como complemento a las documentadas declaraciones de Diana Johnstone, me parece oportuno mencionar que el pasado mes de abril, el periodista Mark Landler publicó en The New York Times el artículo"Cómo Hillary Clinton se convirtió en halcón", en el que trazó el retrato político de la candidata demócrata. 

Landler no hizo más que exponer la forma en que la senadora y más tarde secretaria de Estado se hizo a sí misma hasta convertirse esencialmente en una fanática seguidora de los militares, lisonjeando a algunos comandantes o ex-comandantes que iban desde el por entonces general David Petraeus, hasta el analista de la Fox y general retirado Jack Keane; Landler explica cómo, digamos, se convirtió en un personaje —incluso en el panorama político actual— notable por su "apetito por el compromiso militar en el extranjero".

No quiero dejar de reseñar que Diana Johnstone siempre ha criticado el apoyo de los partidos de izquierda a las llamadas "intervenciones humanitarias" de Estados Unidos: 

La propaganda neoliberal dominante justifica la intervención militar por motivos humanitarios, para "proteger" a la gente de "dictadores". 

Como lúcidamente señala Jean Bricmont, profesor en la Universidad de Lovaina, "su función social es la de proporcionar una ideología que pueda servir de justificación cómoda a un sistema económico y a una serie de relaciones internacionales que están basadas, en última instancia, en la fuerza bruta. 

La ideología de los derechos humanos es perfecta desde ese punto de vista".

Pese a ser tan burda, esta propaganda ha tenido mucho éxito, especialmente en la izquierda, donde con frecuencia se acepta como una versión contemporánea del "internacionalismo" de la vieja izquierda, cuando en realidad es todo lo opuesto. 

Basta ver la catástrofe producida en Libia, nación a la que los medios de comunicación occidentales suelen designar con cínica desvergüenza como "Estado fallido".

En 2011, la OTAN efectuó 9700 "ataques aéreos" contra Libia, de los cuales más de un tercio fueron dirigidos a objetivos civiles. Se utilizaron ojivas de uranio; las ciudades de Misrata y Sirte fueron bombardeadas y quedaron tan arrasadas como alfombras. 

La Cruz Roja identificó fosas comunes y Unicef informó de que "la mayoría [de los niños asesinados] eran menores de diez años". 

La sodomización pública con una bayoneta "rebelde" de la que fue objeto el presidente libio Muammar El-Gadafi, fue acogida por la entonces secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, con gritos de alegría y la expresión: "Vinimos, vimos, murió." 

Su asesinato, así como la destrucción de la nación libia se justificaron con la acostumbrada gran mentira de que El-Gadafi estaba planeando un "genocidio" contra su propio pueblo. 

Difundida por la agencia Reuters el 14 de marzo de 2011, propició la primera chispa para el infierno de la intervención de la OTAN, descrito por el premier británico David Cameron como "intervención humanitaria". 

La misma historia, tan falsa como criminal, fue utilizada pocos meses más tarde para justificar la destrucción de Siria, como resume el periodista y analista de política internacional Joe Quinn en su artículo "La gran mentira de EE.UU. en Siria", repetida incansablemente como dogma de fe por todos los medios de comunicación occidentales.

Aquellos que recuerdan la génesis del conflicto sirio sabrán que, desde el primer día, el gobierno de Estados Unidos y sus aliados no han ocultado que su objetivo era eliminar al gobierno de Bashar Al-Assad. 

Para lograrlo el gobierno norteamericano, junto a los de Francia, el Reino Unido y las petromonarquías del Golfo, ha financiado, entrenado y armado a combatientes mercenarios yihadistas, que terminaron por adquirir fuerza suficiente como para formar el Estado Islámico. 

Por lo que las declaraciones por parte del gobierno de Estados Unidos de que están "luchando contra el Estado Islámico" en Siria y preocupados por "el acceso de ayuda humanitaria" a la población civil es otro claro ejemplo de la "gran mentira" que la propaganda difunde para consumo del público occidental. 

La verdad es que el gobierno de Estados Unidos lleva más de cinco años intentando derrocar al gobierno sirio a través del uso de fuerzas subsidiarias integradas por mercenarios yihadistas. 

Los padecimientos del pueblo sirio importan bien poco a los que han bombardeado a las Fuerzas Armadas sirias cada vez que la ocasión se les ha presentado.

Los que escasos analistas que hayan venido prestando atención al desarrollo del conflicto, recordarán que fue Rusia la que inició el proceso de las conversaciones de paz en dos ocasiones y que también, con el silencio de los medios de comunicación occidentales, organiza la entrega de ayuda a la población de Alepo y de otros pueblos y ciudades de Siria. 

Resulta evidente que estas operaciones cuentan con el beneplácito del gobierno de Damasco, por lo que el hecho de que Kerry justifique el bombardeo de las tropas sirias afirmando que "Al-Assad está impidiendo que la ayuda humanitaria entre a Siria" es extremadamente tan cínico como mentiroso, a pesar de que forme parte de la verdad oficial impuesta por los medios de comunicación occidentales, fieles a las directrices marcadas por Washington y la OTAN.

Resulta palpable que para el Departamento de Estado norteamericano el término "ayuda humanitaria" tiene un significado muy diferente al que aparece en el diccionario. 

Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos y las agencias de inteligencia afiliadas a éste han utilizado el pretexto de la "ayuda humanitaria" para infiltrarse en países extranjeros con agentes de quinta columna adiestrados para derrocar a los gobiernos de turno. 

En una zona de guerra, el mismo ardid se utiliza para lograr por medios "pacíficos" aquello que no puede lograrse a través de la violencia. 

En este caso, el acceso y control de buena parte de Alepo.

Así que no cabe distraerse con la carta de la "ayuda humanitaria" que está siendo jugada por la maquinaria propagandística norteamericana. 

Rusia y Siria llevan años intentando negociar de manera activa un alto el fuego con EE.UU. y sus mercenarios yihadistas, pero Washington ha venido sosteniendo la fantasmal existencia de unos "rebeldes moderados", que en ningún momento se ha dignado a señalar, pese a las numerosas peticiones hechas por el gobierno de Vladimir Putin en este sentido. 

Y no los ha señalado porque no existen rebeldes moderados, como han demostrado analistas de reconocido prestigio, como Tim Anderson, escritor y profesor de la Universidad de Sydney (12).

Tim Anderson
La excusa de la ayuda humanitaria de la ONU sigue siendo utilizada para exigir un inmediato alto el fuego y la apertura zonas de exclusión aérea (tal como sucedió en Libia) para obligar a que los militares sirios y rusos detengan el bombardeo a la zona de Alepo controlada por los terroristas en un intento desesperado de impedir su derrota final y propiciar el triunfo de a los "rebeldes moderados" dirigidos por Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Turquía.

Al análisis del que, creo que con toda propiedad, he llamado "holocausto sirio", he dedicado veinte artículos en este Blog (13). 

Que los horrores de este infierno acabe es para mí suficiente motivo para saludar con prudente esperanza la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en vez de la belicosa Hillary Clinton.

Los analistas políticos británicos Steven Swinford y Ben Riley-Smith,en un reciente artículo publicado en "The Telegraph" explican que "el Reino Unido está afrontando una crisis diplomática debido a los planes de Trump de forjar una alianza con Vladímir Putin y de apoyar al régimen sirio". 

El analista concluye que "existen diferentes grupos de presión en el ámbito de la Defensa y de la industria de armas, y en sus centros de pensamiento, que, ciertamente, no quieren ver a EE.UU. y Rusia como amigos"(14).

Otro hecho esperanzador es el nombramiento del laureado general Michael Flinn para el importante cargo de Consejero de Seguridad Nacional, en sustitución de Susan Rice, quien ya ha sido execrado por la prensa española con los calificativo de "radical" e "islamófobo" (?). 

Además de su experiencia en lugares de conflicto, por haber participado en las guerras de Irak y Afganistán, el general Flinn sobresale por su trayectoria en cargos de la Administración ligados a la Inteligencia Militar, llegando a su máxima responsabilidad entre los años 2012 y 2014, cuando fue director de la DIA (Agencia de Inteligencia para la Defensa) en la Administración Obama, quien le destituyó por su oposición a la política anti-terrorista realizada por la Casa Blanca.
Tras su destitución Flinn acusó directamente a Obama de falsear la realidad sobre el yihadismo islámico en Siria: 

el 23 de noviembre de 2015 declaró públicamente que "la investigación en torno a la manipulación de la inteligencia que hace el Comando Central (Centcom) para presentar un cuadro más halagüeño de la guerra al EIIS (Estado Islámico en Irak y Siria), se debería enfocar más apropiadamente en la Casa Blanca y en el propio Presidente". 

Los analistas del Centcom son buenos, dijo Flynn. Muchos han estado ahí por varios años, y algunos estuvieron activos en Irak y en Afganistán. 

Así que, subrayó, la investigación sobre las presiones a los analistas del Centcom "deben empezar desde arriba. Donde empieza y termina la inteligencia es en la Casa Blanca. 

El Presidente fija las prioridades, y si él no consigue lo que necesita, y si no le pone atención a lo que sucede, entonces ahí está pasando algo más, entre él y los asesores que tiene".

Al anunciar su nombramiento, Donald Trump dijo: 

"Me complace que el general Michael Flynn esté a mi lado trabajando para derrotar al terrorismo islámico radical, afrontar los retos geopolíticos y mantener seguros a los estadounidenses en el país y en el extranjero".
General Michael Flinn
Aún siendo algo evidente, quiero resaltar el hecho de que toda la información que obtengo para realizar los análisis que vengo ofreciendo en las páginas de mi blog "El Saco del Ogro" es fruto exclusivo de mi trabajo personal y de mi voluntad de conocer la verdadera realidad que subyace en las manipulación permanentes que nos ofrecen los medios de comunicación españoles. 

Si ha bastado mi formación de historiador y mi independencia respecto a cualquier organización, grupo o partido político para acceder a ella, es obvio que cualquier periodista dispone de capacidad más que suficiente para hacerlo, si no fuera porque los medios de información subordinan sus criterios informativos respecto de las cuestiones concernientes a política exterior a directrices políticas ajenas a los propios medios. 

Solo eso explica la unanimidad del coro que desde hace meses prodiga sus alabanzas a Obama y a la que estaba designada para sucederle en la presidencia norteamericana, Hillary Clinton, dedicando a Donald Trump, ahora presidente electo, todos los improperios y descalificaciones habidas y por haber.

Si el periodismo español no cumple con la obligación de informar verazmente, al menos sería deseable que reconociera de una vez por todas que la mayoría del pueblo americano ha elegido a Donald Trump como presidente de Estados Unidos, lo que supone dar la espalda a la herencia de Obama, depositada en su designada heredera, Hillary Clinton. 

Y que eso se sigue llamando "democracia" les guste o no.

Pero para hablar así es preciso actuar libremente y tener la independencia de criterio de Pau Gasol, premisas esenciales de las que el periodismo español carece.

(1) Perry Anderson, Imperium et Consilium. La política exterior norteamericana y sus teóricos, Ediciones Akal, Madrid, 2014. Cit. p. 49.

(3) Michael Mann, El imperio incoherente. Estados Unidos y el nuevo orden internacional, Ediciones Paidós, Barcelona, 2004. Cit. p. 291.

(6) Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard, cit. p. 58. Existe edición en español: El gran tablero mundial. La supremcía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, Edic. Paidós, Barcelona, 2016.

(7) Peter W. Stevenson, Trump is headed for a win, says professor who has predicted 30 years of presidential outcomes correctly, The Washington Post, 23.09. 2016.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro