lunes, 16 de enero de 2017

Cuando Stalin propuso la Reunificación de Alemania.... que en su día, a Occidente no le interesó

Cuando Stalin propuso la reunificación de Alemania

El 10 de marzo de 1952 pudo cambiar el rumbo de la Historia si hubiera prosperado una atrevida propuesta para la reunificación alemana.
Alemania (entonces dividida en dos bloques, uno proocidental, la RFA, y otro prosoviético, la RDA) se convertiría en un único estado donde estuvieran garantizados “los derechos del Hombre y las libertades básicas, incluidas las de expresión, prensa, religión, ideas política y reunión”, admitiendo además la libre actividad de partidos y otras organizaciones democráticas, así como la formación de un ejército.
Lo que sorprenderá a más de uno es que el autor de dicha proposición fue nada más y nada menos que Iósif Stalin.
En efecto, los representantes de los gobiernos de Reino Unido, Francia y Estados Unidos recibieron un documento de manos de Andrei Gromyko , conocido desde entonces como Nota de Marzo o Nota de Stalin, donde el líder soviético ofrecía esa posibilidad casi sin condiciones, aunque en un contexto muy obvio: en esos momentos las potencias occidentales estaban preparando la fundación de lo que luego sería la OTAN y negociando con la República Federal de Alemania (creada en mayo de 1949, cuatro meses antes que la República Democrática Alemana) su ingreso en esa alianza militar, de ahí que la nota ofreciera una nueva Alemania libre, sí, pero neutral y desmilitarizada (o, al menos, sin integrarse en ninguna alianza estratégica).
Las 4 zonas de ocupación de Alemania/Imagen: CC BY-SA 3.0 en Wikimedia Commons
Por eso y porque se estimó que la Nota de Stalin era una trampa, pues aún cuando fuera sincera se daba por hecho que los soviéticos contaban con que el país germano reunificado podría ser inducido al modelo comunista, occidente rechazó la oferta y contaatacó con su propia versión, diciendo que a Alemania debía dejársele elegir libremente su incorporación a la OTAN y concederle el derecho a un ejército si tal era su deseo.
Por supuesto, se sabía que esa alternativa resultaba imposible de aceptar por la URSS, que aún tenía sangrantes la ominosa invasión de su territorio por las tropas teutonas durante la reciente Segunda Guerra Mundial. 
Aquel intercambio de ofertas y contraofertas es lo que se ha dado en llamar la Batalla de las Notas, que constituyó un buen ejemplo de lo que sería la Guerra Fría (una realidad ya con el conflicto de Corea en marcha desde 1950).
El primero y más decidido en decir no a Stalin fue Konrad Adenauer, el canciller alemán, al que no bastaron las promesas soviéticas sobre retirar las tropas de ocupación, devolver las fronteras a las pactadas en la Conferencia de Postdam y facilitar la reincorporación del país a los mercados mundiales, así como suspender el proceso de desnazificación para exmilitares e incluso miembros del Partido Nazi con la excepción de los que fueran considerados criminales de guerra.
Esa actitud negativa del canciller, al que algunos críticos extremos acusaron de querer mantener separada a la mayoría católica del Oeste de la protestante del Este (que además era el tradicional feudo socialdemócrata), se explicaba más bien por ligar a Alemania al bloque capitalista y le pasaría factura tiempo después, cuando algunos políticos de su propio país plantearon que quizá había dejado pasar una oportunidad única, aunque él siempre opinó que la reunificación sólo podía desarrollarse tras un tiempo de coexistencia entre ambas repúblicas durante el cual, de forma paralela y complementaria, se fuera produciendo una adaptación de la RDA al sistema capitalista para evitar que ocurriera al contrario.
Stalin / Foto: dominio público en Wikimedia Commons
Otros, en cambio, eran más posibilistas y sugerían que Alemania podía ejercer un importante papel de mediadora entre Este y Oeste, y si se garantizaban elecciones libres y las fronteras de Postdam se podía y se debía negociar con Stalin con su nota como punto de partida.
Fue el caso del titular de Interior, Jakob Kaiser, y de algunos ministros más que, junto a varios miembros del FDP (Partido Democrático Libre, el que gobernaba), declararon dos días después que no se perdía nada con intentarlo y si resultaba ser una trampa, los mismos soviéticos quedarían en evidencia.
Pero Adenauer impuso su decisión temiendo que Stalin impusiera la presencia de la RDA en las negociaciones -consiguiendo hábilmente que fuera reconocida de facto– y aduciendo que una Alemania neutral carecería de capacidad defensiva ante una absorción por el bloque del Este. 
La mayoría del parlamento le apoyó, incluyendo la oposición socialdemócrata.
En la RDA la propuesta de la URSS fue recibida con entusiasmo, pues aunque ya se había organizado una fuerza paramilitar denominada Kasernierte Volkspolizei, en septiembre de 1951 también había hecho ofertas a la RFA para organizar elecciones conjuntas si antes se firmaba un tratado de paz.
Sin embargo no tardaron en volver a la realidad cuando el 25 de marzo, quince días después de la nota de Stalin, Reino Unido, Francia y EEUU enviaban la suya a Moscú condicionando la firma de ese tratado a la celebración de elecciones libres comprobadas por la ONU, a reconocer el derecho de Alemania a aliarse con quien quisiera y a rechazar las fronteras habladas en Postdam (dado que sólo eran válidas hasta firmar un tratado).
Konrad Adenauer/Foto: Bundesarchiv, B 145 Bild-F078072-0004 en Wikimedia Commons
El 9 de abril Stalin presentó una segunda nota ratificando su documento pero proponiendo un cambio: que las elecciones fueran supervisadas pero no por la ONU sino por las cuatro potencias ocupantes, que seguirían activas mientras se negociaba el citado tratado de paz.
La respuesta de occidente se produjo el día 13 aceptando en parte la idea si bien con la condición de que los supervisores no fueran funcionarios del gobierno sino observadores imparciales. El líder soviético mandó unatercera nota el 24 de mayo, cuando acababa de hacerse pública la fundación de la EDC (Comunidad Europea de Defensa), criticando a esta nueva organización porque suponía un obstáculo para el ansiado tratado.
El 23 de agosto todavía vería la luz una cuarta y última nota que era más de lo mismo; dado que occidente también estaba en en esa línea de cerrarse a lo que dijera el otro, la cuestión fue disolviéndose poco a poco y un muro de hormigón terminó poniéndole la puntilla a partir de 1961.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro