martes, 13 de diciembre de 2016

El NWO neoliberal no entiende que la gente prefiere cualquier cosa antes que seguir con la austeridad y los recortes

Trump, Le Pen, Corbyn, PODEMOS, Movimiento 5 Estrellas... el NWO neoliberal no entiende que la gente prefiere cualquier cosa antes que seguir con la austeridad y el expolio sin fin de Sión y sus corporaciones
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ARMAK de ODELOT

Italia: 

¿Se termina un ciclo?


El problema es que el debate creciente sobre las víctimas de la globalización se basa en los síntomas y no en las causas. 
Si en la época de la Unión Soviética le preguntábamos a un transeúnte “¿Cuál es el paradigma que guía la política económica y social aquí?”, con seguridad la respuesta hubiera sido “comunismo o socialismo”.
¿La dimisión del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, es realmente un asunto local? No hay duda de que un referendo sobre un cambio constitucional puede ser una cuestión de confianza en él, pues personalizó el asunto a tal punto que se volvió una votación sobre el joven gobernante.
Pero si se analiza socialmente la consulta popular, se ve que el voto por el no vino otra vez de las partes más pobres de Italia. Milán es un estudio de caso. Los votantes del centro se inclinaron por el sí, y los de la periferia, por el no.
¿No es acaso similar a lo que pasó con el brexit y las elecciones de Estados Unidos? 
Y Renzi cayó en la misma trampa que el ex primer ministro británico David Cameron, al convocar a un referendo sobre un asunto tan complejo y poner en riesgo su propia credibilidad y prestigio para que lo arrase una inesperada ola de resentimiento, como él mismo declaró: 
“No tenía idea de que me odiaban tanto”.
Eso es importante, pues muestra que aun dirigentes tan brillantes como Renzi, no se dan cuenta de que desde hace años ronda un tsunami de resentimiento, que ha sido ignorado por el sistema, por los medios y por los políticos.
Finalmente, todo el mundo relaciona las próximas elecciones en Holanda, en marzo, en Francia, en mayo, y en Alemania, en agosto, como fechas en las que las olas populistas, nacionalistas y xenófobas crecerán aún más.
Un gran suspiro de alivio se escuchó en toda Europa cuando Norbert Hofer, candidato del Partido de la Libertad de Austria, de extrema derecha, perdió con 47 por ciento de los sufragios frente al candidato del Partido Verde, Alexander Van der Bellen, quien obtuvo 53 por ciento.
El ministro alemán Ulrich Kleber declaró: “(El presidente estadounidense electo Donald) Trump marcó un punto de inflexión. La mayoría liberal presiona”. En la última reunión del eurogrupo, la propuesta de la Comisión Europea de permitir un presupuesto fiscal flexible perdió por la presión alemana.
De hecho, las encuestas actuales muestran que el Partido de la Libertad tiene posibilidades de ganarle a la vieja coalición de demócratas sociales y demócratas cristianos que gobiernan Austria desde el final de la guerra. Y como muestran las encuestas actuales, a mediados de marzo, el xenófobo Partido por la Libertad, del oxigenado Geert Wilders podría quedarse con 21 por ciento de los sufragios, más que el Partido Popular por la Libertad y la Democracia, que obtendría 19 por ciento.
En Francia, para evitar que gane Marine Le Pen; al final todo el mundo estará obligado a votar a François Fillon, quien se ha inclinado tanto a la derecha en varios asuntos que es apenas reconocible.
Finalmente, en Alemania, Ángela Merkel anunció que realizaría una campaña sin ideología, para no acentuar ninguna diferencia con el partido de extrema derecha AfD en las próximas de elecciones de agosto.
Es desconcertante que el sistema político siga pensando las elecciones como condicionadas por factores locales. 
Claramente, Trump solo podría ser electo en Estados Unidos. Pero debe quedar claro que lo que ocurre es consecuencia de la reacción de los ciudadanos a escala global.
¿Pero cómo podemos esperar que quienes apoyan la globalización neoliberal desde 1989 reconozcan su culpa? 
Es una señal de estos tiempos que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos sean los que pidan una vuelta al papel de un Estado regulador y denuncien que las desigualdades sociales y económicas frenan el crecimiento.
La cuestión es si es demasiado tarde. Ahora será extremadamente difícil regular el mundo de las finanzas, en especial porque Trump eliminará las pocas regulaciones que quedan y formará un gabinete de banqueros.
Desde hace más de una generación, el mercado ha sido considerado el único actor legítimo en materia de economía y sociedad. 
Los valores consagrados en la mayoría de las constituciones, como justicia, solidaridad, participación y cooperación se sustituyeron por competencia, enriquecimiento e individualismo.
En la actualidad, los niños de China, Rusia, Estados Unidos y Europa no están unidos por valores, sino por marcas, Adidas, Coca-Cola, entre otras. Los ciudadanos se volvieron consumidores. En un futuro próximo, los datos sobre la vida, las actividades y los hábitos de consumo de cada individuo y acopiados gracias a Internet, pautarán cada vez más sus vidas.
La robotización de la producción de bienes y servicios pasará del actual 16 por ciento a 40 por ciento en 2040. 
Basta pensar en cuántos choferes perderán su empleo con la automatización de los automóviles. Y las personas desplazadas en fábricas son lo mejor de los trabajadores, y no los que tienen trabajos precarios que votan por los populismos.
Otro asunto solapado es que todos los partidos populistas están totalmente en contra de los acuerdos y tratados internacionales. Los partidos europeos se oponen a la unidad de Europa. 
Trump quiere salirse de los acuerdos existentes. Y todos juntos consideran que el Acuerdo de París sobre cambio climático atenta contra los intereses individuales. Todos hablan sobre su identidad nacional, de su pasado glorioso y sobre cómo deshacerse del multilateralismo y el internacionalismo.
De hecho, en la administración Trump, el término “globalista” es peyorativo. Un globalista es el enemigo que quiere vincular a Estados Unidos a otros países y otras perspectivas. 
Aun así, el Partido de la Independencia del Reino Unido, el Frente Nacional, en Francia, y el Movimiento 5 Estrellas, de Italia, entre otros, salvo algunas reuniones muy mentadas, nunca pudieron crear una plataforma común en materia internacional, a no ser por la abolición de la Unión Europea. 
Ahora que Trump designó a Stephen Brennan, quien ya anunció que parte de su trabajo es fortalecer los partidos de derecha y populistas de Europa, será interesante ver cómo, y sobre qué base, podrán crear alianzas, aparte de oponerse al matrimonio homosexual y a los nacimientos extrauterinos.
Pero hay un elemento común en los asuntos internacionales. 
La simpatía por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, considerado un defensor de los valores nacionales y el inventor de la “democracia iliberal”, adoptada oficialmente por Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, seguido por otros integrantes del Pacto de Visegrad, entre Polonia, República Checa y Eslovaquia, bajo la mirada benevolente del presidente Recep Tayyip Erdogan desde Turquía. 
Putin también atrae cada vez más a Fillon, en Francia, a Matteo Salvini, en Italia, a Nigel Farage, en Inglaterra, a Wilders, en Holanda, y ahora a Trump, el último toque para su legitimación.
Pero la pregunta es si la respuesta a la globalización neoliberal elegida por sus víctimas es orgánica y adecuada. ¿Podrán hacer lo que el desacreditado sistema, en crisis por la globalización, no pudo hacer? Esa es la cuestión central a considerar.
Al observar el gabinete de Trump, quedan muchas dudas. Es una buena imagen decir que sería como poner al conde Drácula a vigilar un banco de sangre. El posible secretario de Educación aboga por aumentar la educación privada. El de Salud está a favor de desmantelar el sistema de salud pública. 
Casi todos o una buena parte de ellos son multimillonarios. Los asesores proceden todos de grandes corporaciones. Resulta difícil comprender cómo un grupo de personas ricas y poderosas podrá identificarse con las víctimas de la globalización.
Los discursos de Trump contra Wall Street, injusticia social y existencia precaria, que le hicieron poner mala cara, al igual que a Bernie Sanders, desaparecieron. 
Las compañías de energía recibieron su mayor impulso en varios años, gracias a que el presidente electo quiere retirarse del Acuerdo de París y ampliar el uso de los combustibles fósiles. 
Pero al mismo tiempo, cientos de ciudades aprueban normas para contener el cambio climático. Es imposible saber qué significará para el mundo o para el propio Estados Unidos. 
Pero hay señales de que se legitimará la codicia. 
Numerosos historiadores sostienen que la codicia y el miedo son dos factores importantes para cualquier cambio. 
El miedo a los inmigrantes es el principal combustible de la xenofobia. No sorprende, entonces, que el nacionalismo, la xenofobia y el populismo crezcan.
El problema es que el debate creciente sobre las víctimas de la globalización se basa en los síntomas y no en las causas. 
Si en la época de la Unión Soviética le preguntábamos a un transeúnte “¿Cuál es el paradigma que guía la política económica y social aquí?”, con seguridad la respuesta hubiera sido “comunismo o socialismo”. 
Desde 1989, una pregunta como esa hubiera dejado en blanco a la persona interrogada, mientras vivíamos en un paradigma igual de acotado y totalmente generalizado: mercado, la mayor eliminación posible del Estado, de lo público y la mayor reducción posible de los costos sociales no productivos. 
El individualismo y la competencia son factores ganadores, proteger y apoyar la riqueza y reducir lo más posible el personal y los costos.
Hay un cambio generacional diferente. Los jóvenes abandonaron la política, perdieron perspectiva y se volvieron opciones administrativas que pasaron a ser cada vez más corruptos y se refugian en el mundo virtual de Internet. 
Pero se reúne en grupos de personas que comparten pensamientos similares. 
Si soy de izquierda, me uno con otro de izquierda. Nunca con un tipo de derecha, como lo haría en la vida real. 
Y en esos grupos, emergen los más radicales. Tenemos un mundo creciente de jóvenes radicalizados y con gran respeto de sí mismos, que perdieron la capacidad de debatir. Cuando se reúnen, hablan de música, de deportes, de moda, pero nunca de ideas o de ideales para evitar conflictos y disputas. 
Sin jóvenes que quieran cambiar el mundo en el que viven, el elevador de la historia se estanca. 
Y si se suman muchas otras tendencias históricas, desaparece la capacidad de corregir errores y desequilibrios.
Es antihistórico bloquear la inmigración cuando los países industrializados tienen tasas de nacimiento negativas, y la productividad y las pensiones están en peligro. 
Es antihistórico imponer de vuelta aranceles, reducir el comercio y los ingresos y aumentar los costos. 
Es antihistórico aceptar que el paraíso fiscal se traga 12 por ciento del presupuesto del mundo. 
Es antihistórico eliminar acuerdos internacionales, la cooperación internacional y volver a los pequeños límites fronterizos. 
Es antihistórico que los ricos se vuelvan más ricos (en la actualidad 88 personas concentran la misma riqueza de 2.200 millones de personas) y los pobres más pobres. 
Es antihistórico ignorar el amenazante problema del clima, sobre el cual ya reaccionamos tarde. 
Es casi como romper un gran vaso, creemos que será ventajoso porque tendremos muchos fragmentos pequeños.
China, India, Japón, Rusia y, ahora, Estados Unidos se vuelven todos nacionalistas. Este último siempre lideró, no sin resistencia, como garante de la estabilidad mundial, atribuyéndose el destino manifiesto de país excepcional. 
Ahora pretenden tener el destino manifiesto de pensar solo en sí mismos. Trump se dará cuenta de que será el capitis diminutio de Estados Unidos.
Estamos, por ende, en un punto de inflexión histórico. Venimos de 70 años de crecimiento de la cooperación internacional, de la creación de las Naciones Unidas, dedicada a la paz y al desarrollo, y de la Unión Europea, basada sobre la misma filosofía, y un enorme florecimiento de pactos sobre comercio, salud, educación, trabajo, deportes, turismo y lo que sea que convoque a la gente, una tendencia que ahora se revierte. 
La globalización neoliberal le dio a esas tendencias una dirección específica e incuestionable: el mercado es el único actor y el hombre ya no es el centro de la sociedad.
La tendencia hacia la que vamos es clara, en especial después del 9 de noviembre: hacia un mundo de Trump. 
¿Pero será esa la respuesta a los problemas de las grandes masas que cambian su representación política? No, si no discutimos ni adoptamos un paradigma, compartido por una gran mayoría, y volvemos a garantizar otra vez la justicia social, la democracia y la participación. ¿Es tan difícil leer la historia?
Roberto Savio – ALAI
Periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”. Other News .
En español: http://www.other-news.info/noticias/
En inglés: http://www.other-net.info
Kaosenlared.net

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro