jueves, 21 de julio de 2016

Una nueva manera de entender la economía: la Banca Islámica


La Banca Islámica

Finanzas guiadas por la fe

En la economía y las finanzas actuales a nivel global, el peso del sistema de mercado capitalista es abrumador. Sin embargo, y obviando los estados que todavía se rigen por un sistema económico socialista, otros medios de articular la economía y las finanzas viven una época de crecimiento y popularidad. 
Los estragos causados por la última crisis económica y el diseño del gigantesco entramado financiero global han provocado ciertos recelos en algunos sectores de la población en diversas partes del mundo. 
Por ello, otras maneras de entender y actuar en el ámbito financiero se extienden. Si en Occidente podríamos hablar de la banca ética como “tercera vía”, el mundo musulmán parece estar pivotando sobre lo que se conoce como banca islámica.
Esta banca, lejos de seguir las tesis de Adam Smith, actúa bajo las premisas de la sharia o ley islámica. 
En una mezcla entre compromiso social y fe, las entidades adheridas a esta forma de entender la economía han experimentado en los últimos años un espectacular ascenso, y aunque de momento sólo reúnen un 1% de los activos financieros que circulan por el mundo – unos dos billones de dólares –, el peso que empieza a tener en algunos países musulmanes y sobre todo las perspectivas futuras sobre su desarrollo hacen necesario entender los esquemas mentales con los que actúa este mundo financiero paralelo.

Otra forma de entender la economía

El Islam es cerca de un milenio más longevo que el capitalismo moderno, por lo que en buena medida la economía islámica tiene un largo recorrido histórico. No obstante, hasta su resurgimiento en los años setenta del siglo pasado de la mano de la banca homónima, llevaba bastantes siglos relegada a la irrelevancia en la economía global.
La banca islámica, como decimos, se fundamenta en la sharia, todo un compendio de leyes que provienen del Corán y que regulan de manera general numerosos aspectos de la vida, abarcando desde las costumbres sociales a la política y la economía. 
En este sentido, existe una autolimitación ética en el funcionamiento bancario como consecuencia de la conformidad con las leyes islámicas, además de una aceptación cada vez mayor de algunos sectores sociales que agradecen poder practicar también la economía bajo los preceptos que ordena su religión.
La base del negocio es similar a la de la banca tradicional: recibir depósitos y conceder préstamos. Sin embargo, los parecidos terminan aquí. 
Todos los porqués de esa actividad divergen enormemente desde la concepción capitalista, resultando en un genuino sistema regulado por la religión. 
Tampoco hay que concluir que la banca islámica no persigue el beneficio. 
Al igual que cualquier otro negocio o actividad, intenta maximizar sus beneficios, solo que en este caso los límites de cómo puede y cómo no puede obtenerlos están más o menos definidos, ya que las únicas discusiones vienen dadas por distintas interpretaciones que se hacen de la ley islámica en relación a estos temas. 
En primer lugar, la sharia prohíbe cobrar intereses – la usura o riba –, tanto para prestamistas como para aquellos que depositan su dinero en el banco. 
Desde el Islam no se concibe ni se aprueba que el dinero de por sí pueda crear más dinero – la premisa básica del funcionamiento bancario moderno –, por lo que la riqueza sólo puede provenir de actividades productivas y del trabajo real. 
Del mismo modo, la banca islámica tampoco puede invertir ni adquirir elementos financieros que reporten un interés, como la deuda pública. 
Sin embargo, la prohibición de la riba se elude con cierta facilidad. 
En la banca islámica, el dinero como tal no se presta – al menos desde la entidad al particular –, sino que el banco actúa de intermediario entre el cliente y el bien o servicio que este pretende adquirir. 
Así, ambos se ponen previamente de acuerdo sobre qué gastos de gestión va a llevar la operación – partida donde el banco obtiene el beneficio – y cómo va a sufragar dicho pago el cliente. Una vez resuelto esto, el banco compra el bien o servicio que el cliente desea para posteriormente vendérselo a plazos por la cantidad convenida. 
Para el caso de los negocios o empresas, las peculiaridades también son numerosas. 
Tanto el empresario como la entidad van a compartir beneficios o pérdidas en una inversión. Y es que bajo los preceptos de la ley islámica, al no poder cobrar intereses, los bancos financian una parte de la inversión, siendo correspondidos con los beneficios de la empresa en la misma proporción que su financiación. 
Con el tiempo el empresario podrá ir comprando la parte de la empresa que corresponde al banco, mientras tanto, la entidad rentabiliza su inversión con los dividendos. 
Lógicamente, y al hilo de lo comentado anteriormente, dicha empresa sólo puede dedicarse a una actividad que produzca riqueza real mediante el trabajo.
Sin embargo, tampoco vale cualquier actividad, por manual y laboriosa que sea. Aquí es donde entra el término halal, que refleja la adecuación de las actividades a la ley islámica. 
Bajo esta premisa, la banca islámica no puede financiar o colaborar con empresas o sectores económicos que contravengan la tradición musulmana y la sharia
Así, no se puede invertir en actividades que estén relacionadas con la fabricación de tabaco, la elaboración y distribución de alcohol, el juego, la pornografía, las drogas, la fabricación y venta de armamento y hasta la industria porcina. 
Todas ellas contravienen la voluntad de Alá, por lo que el buen musulmán debe estar alejado de ellas hasta en el ámbito financiero.
Otro concepto que tampoco escapa al control islámico es el de gharar. 
En la relación poco cordial entre Islam y el juego, esta idea tiene una importancia capital. Resumidamente, propugna que en una relación comercial, financiera para la cuestión que nos ocupa, no debe haber ningún elemento de incertidumbre o ambigüedad. 
En los tiempos recientes esto está orientado hacia los intereses variables. 
Dentro del sistema bancario capitalista, es bastante habitual que los intereses o rendimientos estén sujetos a algún indicador que fluctúa – tipos de interés especialmente –, haciendo variar la cuantía de la deuda, normalmente con perjuicio para el acreedor y con consecuencias potencialmente desastrosas. Es por ello que este tipo de dependencias de elementos variables están prohibidas en el Islam.
Por último, y relacionado con el gharar, encontramos la idea de maysir. Similar al concepto anterior, elmaysir, que significa suerte, no permite jugar con el azar ni con el tiempo. 
En este sentido, impide las actividades que tengan relación con la especulación pura y dura – aquella por la que se compra algo únicamente para venderlo después a un precio mayor –, lo que saca a la banca islámica de numerosas y habituales actividades de los mercados financieros internacionales, especialmente en temas del llamado arbitraje y los mercados de futuros.
El último precepto a seguir es la evaluación de la solvencia en las inversiones o financiaciones que se van a realizar. Por lo general, la costumbre de esta banca es apoyar a empresas poco endeudadas con proyectos solventes. 
La lógica que siguen es que al ser más esta banca un socio inversor que un prestamista, como socio exigirá ciertas garantías para que la empresa vaya bien y ver recompensada su inversión. Al fin y al cabo de estos rendimientos y dividendos es donde obtienen buena parte de sus ingresos.
Por tanto, desde un punto de vista económico, la banca islámica se posiciona en una actitud conservadora pero enormemente sólida, ya que aleja de su actividad los mayores peligros de los mercados actuales como son las fluctuaciones y la especulación, dando peso a la economía productiva y real. 
Esta calidad de sus activos y la negativa a introducirse en arriesgadas empresas financieras es lo que le ha granjeado una notable popularidad en bastantes países musulmanes, además de un robusto crecimiento en los últimos años.

Éxito internacional

Países con más población musulmanaEl origen de la banca islámica puede situarse, como modelo formal de negocio, en los años sesenta y setenta del siglo pasado en la zona del Golfo Pérsico. 
El abundante torrente de ingresos que durante aquellos años empezaron a obtener tanto los pequeños emiratos como Arabia Saudí, motivaron en buena medida el surgimiento de este modelo bancario en un intento por diversificar las inversiones en“petrodólares”.
 Con los años, estas entidades, además del carácter ético acorde al Islam, han desarrollado productos financieros muy atractivos, y aunque no facturan sumas millonarias como muchos bancos comerciales, el modelo ha ido extendiéndose poco a poco a países musulmanes y no musulmanes. 
Así, ha acabado implantándose con cierto éxito fuera de Oriente Medio en países como Malasia e Indonesia – este último el país con más musulmanes del mundo –, para luego captar el interés de algunos bancos occidentales, que a su manera han desarrollado filiales o productos acordes a la sharia
En la actualidad, aproximadamente unos 38 millones de personas son clientes de los bancos islámicos. Hipotecas acordes a la ley islámica o cuentas de ahorros para la peregrinación a La Meca son algunos de sus productos estrella. 
Bien es cierto que el perfil del cliente es de cierto estatus, acorde a los hombres de negocios y profesionales asentados de los distintos países arábigos y de la floreciente clase media malaya e indonesia. 
En este sentido, la penetración de la banca islámica en las clases populares musulmanas es todavía muy limitada, al igual que la de cualquier banco comercial no islámico. No obstante, ni mucho menos esto es un impedimento para su difusión. 
Banca Islámica
A pesar de haber unos 300 bancos islámicos y 200 entidades afines más como fondos de inversión o aseguradoras, la concentración del capital es, también en este modelo bancario, considerable. 
Si antes dijimos que sus activos rondaban los dos billones de dólares, la mitad de estos se encuentran repartidos en 17 bancos, especialmente saudíes, qataríes, kuwaitíes y de los Emiratos Árabes. 
Sin embargo, una marca de esta casa es la difusión internacional del modelo. En 2012, cuando los activos sumaban billón y medio de dólares, el 60% de los mismos se encontraban fuera de la península arábiga y de Malasia e Indonesia. 
La reproducción de filiales y el interés de cada vez más entidades, musulmanas o no, de reproducir este modelo en otras partes del mundo está llevando a una auténtica descentralización geográfica de la riqueza islámica. 
Sin embargo, el poder tras estos activos está claro. Incluso tiene un acrónimo: QISMUT, o lo que es lo mismo, Qatar, Indonesia, Arabia Saudí, Malasia, Emiratos Árabes Unidos y Turquía. Entre entidades de esos países controlan algo más de las tres cuartas partes de los activos de la banca islámica global, si bien los dos pesos pesados de este negocio son Arabia Saudí y Malasia.
No obstante, tanto bancos como países con fuerte arraigo de este sector presionan para que las legislaciones de otros estados, adheridos o no al Islam, se abran a este tipo de inversión. Occidente, por un lado, y el África Subsahariana por el otro son sus dos focos de atención, además, cómo no, de seguir profundizando en los países musulmanes asiáticos. 
En el caso occidental buscan la liquidez y las grandes masas de capital que permanentemente necesitan destino y rentabilidad. 
Además, el propio diseño de la banca islámica impide que los capitales europeos y norteamericanos actúen como están habituados en los mercados occidentales, esto es, especulando y migrando constantemente. 
A pesar de ello, varios países europeos se han mostrado receptivos políticamente para que la banca islámica tenga cabida en su entramado financiero. 
Hasta en el aspecto bursátil ha calado; buena prueba de ello es la creación del Dow Jones Islamic Fund, formado sólo por compañías halal
Para el caso africano buscan la extensión a grandes poblaciones musulmanas en estados donde su presencia es minoritaria pero cuantiosa, caso de Nigeria, Kenia, Tanzania o Uganda, además de haber cierto desarrollo económico que permita la adhesión a este modelo bancario.

Un futuro prometedor

Los informes del sector sacan pecho de sus cifras pasadas, presentes y futuras. 
No es para menos. La banca islámica creció entre 2009 y 2013 un 17,6% alcanzando 1,7 billones de dólares en activos. Así, este modelo ha conseguido vadear con notable éxito la crisis económica y financiera además de los desafíos presentes casi de manera permanente en Oriente Medio.
Crecimiento banca islámica QISMUT 2013-2018
 Las estimaciones más generales apuntan a que la banca islámica irá duplicando el valor de sus activos cada cinco años, un crecimiento exponencial que la situación actual del sector no parece desmentir. 
Si en 2013 el valor de las compañías de banca islámica estaba en 1,7 billones de dólares, en el 2018 rondarán los 3,4 billones, un crecimiento en el que los comentados QISMUT triplicarán su riqueza; sin embargo, el duopolio malayo-saudí no se romperá. Igualmente, el número de clientes a los que tienen previsto acceder para el 2018 se sitúa en unos 70 millones, una cifra no abrumadora puesto que en el mundo hay unos 1.600 millones de musulmanes pero sí representativa del crecimiento que se vive en el sector. 
Sin embargo, los puntos más interesantes son los de índole político-económica. 
La banca islámica ya compra deuda pública; incluso el gobierno de Londres emitió deuda pública ad hoc para la banca islámica, los llamados “bonos sukuk”, un elemento financiero que lógicamente no reporta intereses sino dividendos. 
Al poco tiempo, Luxemburgo siguió la táctica británica con éxito al colocar 200 millones de euros en este tipo de bonos. Y es que hasta los países occidentales, habituados a las finanzas “clásicas”, se están adaptando al estilo de la banca islámica.
Igualmente, la banca islámica es y será una herramienta de control político. 
En especial para la península arábiga, donde las reservas de los fondos soberanos son cuantiosas y el poder de la banca de inversión y comercial tiene una notable importancia, el fortalecimiento de la banca islámica puede ser una forma de proyección de poder blando –económico– destinado al mundo musulmán, mientras la banca tradicional trabaja en la arena político-económica global y occidental. 
A cada escenario, la mejor herramienta. Incluso a nivel identitario esta banca es importante. La globalización, ejercida en buena parte unidireccionalmente – del mundo desarrollado/industrializado a la periferia – va cargada de unos valores que no tienen un alto grado de compatibilidad en los mapas mentales de algunas partes del mundo, incluyendo la economía.
Así, la banca islámica puede actuar de contrapeso de algunas de las dinámicas económicas globalizadoras que se llevan produciendo a nivel global en las últimas décadas, especialmente en el ámbito “micro”.
No es casualidad que las potencias medias asiáticas – Arabia Saudí, Irán, Turquía, Indonesia o Malasia – estén interesadas en desarrollar y promover este modelo. Por un lado supone la reafirmación en su carácter musulmán y una oportunidad para despuntar económica y políticamente en un contexto regional, bien en Oriente Medio o en el sudeste asiático. La banca islámica será sencilla, pero no cándida.
El Orden Mundial en el S.XXI

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro