sábado, 9 de abril de 2016

Quien olvida la historia está obligado a repetirla: PECORA, El hombre que destrozó a los "BANKSTERS"

OBAMA, así como todos los demás lacayos de Sión, prometieron refundar el capitalismo acabando con los paraísos fiscales y restableciendo la ley Glass-Steagall 

pero mintieron como siempre y han preferido hacer pagar 

la crisis a los ciudadanos por los siglos de los siglos.

Como SION tiene más de 600 billones bien apalancados en paraísos fiscales para poder dominar durante todo este siglo, se aferran a la idea de que ningún país, empresa o ciudadano que no trabaje a sus órdenes levante cabeza.

No quieren más ricos y cualquier idea o negocio que sobresale y triunfa simplemente lo compran.

armak de odelot


PECORA, EL HOMBRE 

QUE DESTROZÓ A LOS "BANKSTERS"


Para entender lo que está ocurriendo en nuestros días, la mayoría de las veces (si no todas) hay que tirar para atrás en el tiempo y contextualizar acontecimientos. Esta "crisis" impuesta que llevamos adoleciendo desde hace varios años no es la primera vez que ocurre. 

Debemos irnos al Crash del 29 y lo que aconteció en los años posteriores para darnos cuenta que estamos sufriendo las mismas consecuencias, incluso peores; ya que por aquel entonces la culpa recayó en los grandes banqueros, apareciendo la Ley Glass-Steagal y ahora en nuestros días la culpa de esta estafa quieren hacerla recaes sobre el pueblo llano al parecer, para robarnos la soberanía e imponer un nuevo esquema social transfiriendo la riqueza de la mayoría a una élite minoritaria. 

En noviembre de 1999, el Congreso derogó la ley Glass-Steagall, la culminación de un esfuerzo de lobby de alrededor de 300 millones de dólares de la banca y las industrias de servicios financieros, encabezado en el Congreso por el senador Phil Gramm. 

La ley Glass-Steagall, que separó durante mucho tiempo los bancos comerciales (que se prestan dinero) y los bancos de inversión (que organizan la venta de bonos y acciones), y que estaba destinada a contener los excesos de la época, incluyendo los graves conflictos de intereses.
La consecuencia más importante de la derogación de la Glass-Steagall fue indirecta: la derogación cambió toda una cultura. 

Los bancos comerciales no deben ser empresas de alto riesgo, ya que se supone que deben administrar el dinero de otra gente de manera muy conservadora. Bajo este presupuesto el Gobierno se compromete a hacer frente a los depósitos si el banco falla. Los bancos de inversión, por el contrario, tradicionalmente han manejado dinero de gente de mayor riqueza, gente que puede correr mayores riesgos con el fin de obtener mayores retornos. Cuando se produjo la derogación de la ley Glass-Steagall, la cultura de la banca de inversión estaba en su pleno apogeo y fue la que prevaleció. Había una demanda de altos rendimientos que podrían obtenerse sólo a través de un alto apalancamiento y una toma de riesgo grande. 

Esta fue la primera piedra del edificio de esta gran estafa en la que estamos envueltos hoy en día. Hubo otros pasos importantes en esta locura desreguladora. 

Uno de ellos fue la decisión en abril de 2004 por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) de permitir que grandes bancos de inversión pudieran aumentar su ratio deuda-capital (de 12:1 a 30:1 o superior) para que pudieran comprar más títulos respaldados por hipotecas, inflando la burbuja de la vivienda en el proceso. Al aceptar esta medida, la SEC defendió las virtudes de la autorregulación: la noción peculiar de que los bancos pueden efectivamente ser la propia policía que vigile los excesos. La realidad fue muy distinta.
Franklin Delano Roosevelt, un político excepcional, cuando se enfrentó a una elección similar a la de Obama, tomó la elección acertada, a través de una avalancha de decisiones ejecutivas. Pero lo más importante que hizo no fue lanzar el New Deal, sino cortar las alas a la industria financiera a través de la ley Glass Steagall. Hoy en día, por el contrario, ante la inacción de Obama, sólo iniciativas como el proyecto de ley SB 85, impulsado por el senador Tom Harkin podrían cambiar el devenir de los acontecimientos.

Lo que sigue, viene de un artículo del Smithsonian.com, titulado "The Man Who Busted the ‘Banksters’" de Gilbert King.

Tres años después de la crisis bursátil de 1929, Estados Unidos estaba en medio de la Gran Depresión, sin recuperación en el horizonte. 

Cuando el presidente Herbert Hoover, a regañadientes, hizo campaña para un segundo mandato, sus caravanas de automóviles y trenes fueron atacados con verduras y huevos podridos, mientras recorría una tierra hostil, pasando por barrios de chabolas levantadas por gente sin hogar. Se llamaban “Hoovervilles” y constituyeron la imágenes vergonzosas que definirían su presidencia.

Millones de estadounidenses habían perdido sus puestos de trabajo, y uno de cada cuatro perdieron los ahorros de su vida. Los agricultores estaban en la ruina, el 40% de los bancos del país habían quebrado y los stocks industriales habían perdido el 80% de su valor.

Con el desempleo rondando casi el 25% en 1932, Hoover fue arrastrado fuera de su oficina presidencial como si la tierra se desplazara bajo sus pies, y el recién elegido presidente, Franklin Delano Roosevelt, prometía alivio a los estadounidenses. Roosevelt había denunciado “la manipulación despiadada de los jugadores profesionales y el sistema corporativo” que permitió que “unos cuantos intereses poderosos hicieran carne de cañón industrial la vida de la mitad de la población” 

Dejó claro que iba a ir tras los “barones económicos” y eso provocó un pánico bancario en el día de su toma de posesión, en marzo de 1933, que le dio la autoridad que buscaba para atacar a la crisis económica en sólo sus “primeros 100 días” (periodo de prueba que se ha afianzado desde entonces). “Hay que poner fin a una conducta en la banca y en los negocios que con demasiada frecuencia ha dado al traste con la confianza debida con una imagen de insensibilidad y de mal proceder“, dijo.

Ferdinand Pecora fue una respuesta inesperada a lo aquejaba a EEUU en la época. Era un delgado hijo de inmigrantes italianos, nacido en Sicilia, de voz suave, llevaba un sombrero de fieltro de ala ancha, y a menudo tenía un cigarro colgando de sus labios a lo “Humphrey Bogart”. 

Obligado a abandonar la escuela en su adolescencia porque su padre fue herido en un accidente de trabajo y no podía pagársela, Pecora consiguió un puesto como asistente en un bufete de abogados de Wall Street y gracias a ello puedo asistir a la New York Law School, y se convirtió en uno de los primeros abogados “italianos” de la ciudad. 

En 1918, se convirtió en asistente del fiscal de distreito. Durante la década siguiente, se labró una reputación de fiscal honesto y tenaz, consiguiendo el cierre de más de 100 “bucket shops” unas salas de bolsa ilegales donde se realizaban apuestas sobre la subida y caída de precios de acciones y futuros, correspondientes a productos básicos, fuera del mercado regulado. Su experiencia en la lucha contra el mundo de los negocios financieros fraudulentos le servirá bien años más tarde.
Apenas unos meses antes de que Hoover dejara el cargo, Pecora fue nombrado asesor principal de la Comisión del Senado de los EE.UU. para la Banca y la Moneda. Fue asignado a la tarea de investigar las causas de la crisis de 1929, y lideró lo que se conoció más tarde como la “Comisión Pecora“.

Su trabajo saltó a las primeras páginas de los periódicos cuando llamó a declarar a Charles Mitchell , el jefe del mayor banco de Estados Unidos, el National City Bank (ahora Citibank), como su primer testigo. “Sunshine Charley” entró en la sala de audiencias con una buena dosis de desprecio tanto por Pecora como para su comisión. 

Mientras los accionistas habían sufrido enormes pérdidas en las acciones bancarias, Mitchell admitió que él y sus colaboradores de alto rango habían tomado millones de dólares del banco en préstamos sin interés para ellos mismos. 

Mitchell también reveló que a pesar de que ganaron más de 1 millón de dólares en bonos en 1929, no había pagado ningún impuesto debido a las pérdidas sufridas por la venta de acciones muy devaluadas del National City Bank pertenecientes a su esposa. 

Pecora reveló que el National City había escondido los préstamos incobrables, empaquetándolos en títulos y colocándoselos a inversores incautos. 

Una vez que el testimonio de Mitchell salió impreso en los periódicos cayó en desgracia, su carrera se había arruinado, y pronto se vería obligado a pagar multas de millones de dólares por los cargos de evasión de impuestos. “Mitchell”, dijo el senador Carter Glass de Virginia, “es más responsable de esta caída de la bolsa que otros 50 hombres como él“.
El público estaba empezando a hacerse una idea del nivel de las estocadas que Pecora iba repartiendo. En junio de 1933, su imagen apareció en la portada de Time magazine, sentado en una mesa del Senado, con un cigarro en la boca. 

Las audiencias de Pecora habían acuñado una nueva frase: los “banksters” o gangsters de las finanzas habían puesto en peligro la economía del país, mientras los banqueros y financieros se quejaban de que “el teatro” de la comisión Pecora destruiría la confianza en el sistema bancario de los EE.UU. 

El senador Burton Wheeler de Montana, dijo, “La mejor manera de restaurar la confianza en nuestros bancos es tomar a estos presidentes corruptos y tratarlos de la misma forma que a Al Capone“.

El presidente Roosevelt instó Pecora a continuar en la línea que llevaba. Respecto a que los bancos estaban preocupados por las audiencias que destruían la confianza en el sistema, Roosevelt dijo: "deberían haber pensado en eso cuando hicieron las cosas que están exponiendo ahora". 

Roosevelt llegó a sugerir que Pecora debería llamar a declarar al financiero J.P. Morgan Jr, a la sazón uno de sus principales enemigos políticos. 

Cuando Morgan llegó a la sala de congresos del Senado, rodeado de flashes, micrófonos y decenas de periodistas, el senador Glass describió el ambiente como el de "un circo, y lo único que falta ahora son los cacahuetes y limonada".
J. P. Morgan
El testimonio de Morgan carecía del drama del de Mitchell, pero Pecora fue capaz de revelar que Morgan mantenía una “lista preferente” de amigos del banco (entre ellos, el expresidente Calvin Coolidge y el de la Corte Suprema Owen J. Roberts) y que se les ofreció acciones con grandes descuentos. 

Morgan también admitió que no había pagado ningún impuesto entre 1930 y 1932 debido a las pérdidas a raíz de la crisis de 1929. 

A pesar de que no había hecho nada ilegal, los titulares dañaron gravemente su reputación. 

En privado se refiería a Pecora como a un “pequeño y sucio italianini” y dijo que tenía "los modales de un fiscal que está tratando de condenar a un ladrón de caballos"..

Durante un descanso en las audiencias, un agente de prensa del circo Ringling Bros irrumpió en la sala, acompañado por una artista enana llamada Lya Graf , de tan sólo 54 centímetros de altura. "Dejen paso" gritó el agente, "la más pequeña dama del mundo quiere conocer al hombre más rico del mundo". 

Antes de que Morgan supiera lo que estaba sucediendo, la diminuta muchacha estaba sentada en el regazo del magnate, y se dispararon decenas de bombillas de flash.

“¿Dónde vives?“, Preguntó Morgan a la chica.

“En una tienda de campaña, señor“, respondió ella.

La descripción del senador Glass de las audiencias fue profética: la atmósfera se había vuelto verdaderamente circense. 

Y a pesar de que la aparición de Morgan marcó la altura del drama, las audiencias continuaron durante casi un año, ya que la indignación pública sobre la conducta y las prácticas de los banqueros del país ardía con fuerza. Roosevelt se aprovechó de la opinión pública, suscitando un amplio apoyo para la regulación y la supervisión de los mercados financieros, como la Comisión Pecora había recomendado. 

Después de pasar por la Securities Act de 1933, el Congreso estableció la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) para regular el mercado de valores y para proteger al público contra el fraude. 

El informe de la Comisión Pecora también aprobó la separación de la inversión y la banca comercial, y la adopción de seguros de depósitos a los bancos, como lo requiere la ley Glass-Steagall , que Roosevelt firmó en 1933.

Por la investigación sobre Wall Street y sus prácticas comerciales llamando a declarar los banqueros, Ferdinand Pecora expuso a los estadounidenses un mundo del que no tenían ni idea que existiera. 

Y una vez que lo hizo, la indignación pública condujo a las reformas que los señores de las finanzas temían y habían sido capaces de evitar hasta la fecha.
En 1939, Pecora publicó "Wall Street bajo juramento", dónde ofrecía una seria advertencia: 

"Bajo la superficie de la regulación gubernamental, las mismas fuerzas que producen los excesos especulativos desenfrenados del mercado salvaje de 1929 siguen dando evidencias de su existencia e influencia …. 

No cabe duda de que, dada una oportunidad adecuada, caerán de nuevo en la actividad perniciosa".

Ferdinand Pecora sería nombrado juez de la Corte Suprema del Estado de Nueva York en 1935 y se presentó sin éxito para alcalde de Nueva York en 1950. 

Pero ya había dejado su legado: su investigación sobre los abusos financieros detrás de la crisis de 1929 condujo a la aprobación de la Ley de Valores, la Ley Glass-Steagall y la Ley del Mercado de Valores. 

Las protecciones que defendía todavía se está debatiendo en la actualidad.

Banker + Ganster = Bankster

(Fuente:http://tonyfdez.blogspot.com.es/)

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro