Traducido en exclusiva por el equipo de editores de SOTT en español 

Este es el documental transmitido en la televisión francesa que hizo que el régimen 'Maidan' de Kiev tuviera ataques de ira.
© Canal+
El impactante documental de Paul Moreira "Ukraine, les masques de la révolution" (Ucrania, máscaras de la revolución), fue transmitido el lunes en Canal+, causando alboroto tanto en Ucrania como en Francia.

El domingo, el ministro de relaciones exteriores de Ucrania publicó en Facebook que su embajador en Francia había enviado una iracunda carta a Canal+ condenando al documental tildándolo de ser "un panfleto digno de la peor tradición desinformadora, usando métodos primitivos de manipulación periodística, incluyendo al manejo de los comentarios de los entrevistados, distorsiones tanto en la traducción como en los hechos, e imágenes completamente fabricadas".

El mismo día Le Monde hizo presión a Canal+ atacando al creador del filme. Moreira dio respuesta a las críticas a través de una detallada carta, traducida al inglés aquí. Para el crédito de los administradores del Canal Plus, el documental fue transmitido tal y como había sido programado.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Por favor, mírelo de forma atenta e intente dilucidar qué fue lo que enfureció tanto a los oficiales de Kiev.

Desde el punto de vista de los medios alternativos, esta obra maestra no revela nada nuevo. Han habido muchas investigaciones independientes realizadas por organizaciones internacionales, oenegés, individuos preocupados, etc. que presentan distintos aspectos de la "Revolución de la Dignidad": quién realmente asesinó a los "divinos cien", qué pasó en Odesa en mayo de 2014, qué estaba pasando en la zona de la 'operación anti-terrorista' del sureste ucraniano, dónde estaban las "tropas rusas" y por qué hay mercenarios occidentales allí... Pero en su mayoría han sido ignoradas por los medios masivos occidentales, quienes prefieren adherirse a los cómodos mitos adoptados sobre el maravilloso Euromaidan.

El peligro principal -desde la perspectiva de Kiev- de este descorazonador documental de 50 minutos es que expone las principales mentiras y los hechos silenciados de la "Revolución de la Dignidad" y de sus agentes, de una forma concentrada y con la calidad de un medio masivo y transmitido en un canal francés de largo alcance.

Paul Moreira reveló la simple y llana verdad - no hubo dignidad alguna en esa "revolución".

No hubo una "opción libre civilizacional" y no hay "autoridades independientes y legítimas" en la Ucrania de hoy. Hay gángsters con licencia para matar y robar, hay psicópatas y criminales en el "parlamento democrático", hay un ejército paralelo de inspiración nazi, hay oficiales extranjeros que manipulan el proceso político de la alguna vez soberana nación, hay medios bajo el control total nacionalista, etc..

Tanto la argumentación como el caso presentado por Moreira son tan explícitos, elocuentes y brillantes que no hay forma razonable de refutarlos.

ESTA es la razón de la histeria de Kiev, y de sus llamados a la censura (los cuales, paradójicamente, han provocado una atención sin precendentes hacia el filme fuera de las fronteras francesas). Entienden que tener una discusión abierta y justa llevaría a subsecuentes revelaciones indeseables contra los gobernantes interinos en Kiev.

Otra consecuencia placentera de esto es que los rumores de la muerte clínica del periodismo independiente en Occidente han sido aparentemente exagerados...


La refutación de Moreira a Le Monde

Traducido [al inglés] por NewColdWar.org

Cuando empecé esta investigación en Ucrania, me quedé asombrado al descubrir el grado en que la matanza en Odessa [2 de mayo, 2014] se había desvanecido de la memoria. Cuarenta y cinco personas murieron en un gran incendio en el corazón de una ciudad europea importante en pleno siglo 21. Todo fue filmado por decenas de cámaras de los teléfonos celulares. Sin embargo, a mi alrededor, nadie lo recordaba.

Cuarenta y cinco ucranianos de origen ruso murieron en un incendio en un edificio [la Trades Union House en el centro de la ciudad de Odessa] causado por las bombas incendiarias de las milicias nacionalistas ucranianas. Después de una rápida investigación, descubrí que el evento no había sido censurado. Había sido tratado, discutido, pero nunca fue investigado. Como si fuera demasiado embarazoso llegar al fondo de la cuestión.

¿Por qué no hubo investigación? Probablemente porque las víctimas eran de origen ruso. Estas víctimas fueron reportadas como "personas", pero sin saber quiénes eran, quién las mató y por qué estaban muertas. "Personas" que no eran nadie.

Al hablar de estas muertes, nuestras democracias deberían haber expresado cierta simpatía, oficialmente y con solemnidad. Debieron aparecer fuertes reacciones por parte de las cancillerías. Notas de prensa por parte de los ministerios de relaciones exteriores. [Sin embargo], a raíz de la invasión rusa de Crimea, los roles de villanos en el conflicto les fueron asignados a la las poblaciones de habla rusa.

¿Qué ocurrió ese 2 de mayo de 2014 en Odessa? Descubrí la respuesta después de ver horas de filmaciones de vídeo, entrevistar a decenas de testigos, buscar a víctimas y agresores y comparar las historias hasta conectar los hechos que pudieran dar sentido a esta furia. Dato importante: entrevisté y he transmitido solamente a testigos directos de los acontecimientos - la gente que vi en los vídeos - con el fin de filtrar hasta cierto punto las exageraciones y mentiras que surgen en circunstancias como éstas, tanto en el lado de los agresores como en el de las víctimas. El resultado de este minucioso trabajo es la película que se emitirá lunes por la noche [1ro de febrero] por Canal Plus [Canal +].

Durante mi investigación sobre esta matanza de poca exposición, vi la importancia de las milicias nacionalistas ucranianas. Ellos estaban en la vanguardia de la lucha callejera en Maidan Square [enero-febrero de 2014], y más tarde formaron batallones para luchar contra las tropas rusas en el este del país. Sin embargo, estos batallones se fusionaron con el ejército. Ellos no ejercían la misma disciplina. Ellos eran capaces de servir como auxiliares del gobierno o convertirse en una policía paralela y, sí, los signos de la ideología neonazi eran obvios en sus filas.

Mi investigación fue en contra de la narrativa comúnmente aceptada. Yo sabía que iba a encontrarme contra una fuerte oposición, que seríamos acusados de hacerle favores a Putin, de expresar elementos de propaganda rusa. No esperaba encontrarme con tan enorme negación, cercana a la histeria a veces. En un sitio web de Ucrania, se me llama "terrorista" pagado por los servicios secretos rusos. El sitio pide la prohibición de la película. Incluso el embajador de Ucrania en Francia presionó a Canal Plus [para que no transmitiera la película]. Eso es lo que más me sorprende. Porque me parece que Ucrania debe preguntarse acerca de estos grupos paramilitares. Ellos son, como se dice en la película, la mayor amenaza para la democracia ucraniana. Renunciar a decir lo que uno sabe que es la verdad porque le "hace el juego a la propaganda rusa" es convertirse uno mismo en propagandista. Se omite, no porque seamos mentirosos, sino porque estamos llenos de buenas intenciones. Pero no hay que olvidar que a partir de tales omisiones, nacen las peores teorías de la conspiración.

En Francia, las acusaciones en contra de la película han venido principalmente de dos blogs militantes y un escrito inusualmente violento por parte del reportero a cargo de Ucrania en Le Monde, Benoit Vitkine. En las tres publicaciones, los argumentos son similares. Se dice que no he matizado lo suficiente mi percepción de la extrema derecha, que va desde el neonazismo marrón oscuro al nacionalismo beige claro. He exagerado la importancia de los grupos paramilitares, armados con fusiles Kalashnikov y algunas veces con tanques. No he subrayado suficientemente su papel heroico en su lucha contra los rusos. He exagerado la influencia de los estadounidenses en el cambio de régimen [del mes de febrero de 2014].

Y luego se identificaron ciertos errores en los hechos. Voy a tratar de responderlos aquí.

Para poner en duda el rigor de mi documental, Benoit Vitkine cita un único ejemplo. Me acusa de haber creado a partir de mi imaginación la fabricación de una nueva generación de tanques por el batallón nacionalista Azov (por el que parece que siente una indulgencia de aficionado). Pero es la verdad. Andriy Biletsky, el jefe del batallón, me ha cantado sus alabanzas [del tanque fabricado] con mucho orgullo. 1,2 metros de escudo blindado en el frente y cámaras de vídeo que se utilizan para dirigirlo. Los detalles técnicos de esta nueva bestia de la guerra se pueden encontrar aquí.

Benoit Vitkine es muy consciente de que Andriy Biletsky proviene de la extrema derecha más radical. Su posición electoral es baja (aunque él es diputado de la Rada), pero su posición de acero y entre los hombres endurecidos por la batalla es fuerte.

Luego Benoit Vitkine insinúa, sin citar nada que lo apoye, que mi propósito es poner de relieve "la instalación de un nuevo fascismo en Ucrania". Vitkine debe estar muy enojado para escribir tales cosas. Nunca dije que el fascismo se había asentado en Ucrania. La frase clave de mi documental es: "La revolución de Ucrania ha creado un monstruo que pronto se volverá contra su creador". Y entonces relato cómo los grupos de extrema derecha atacaron el parlamento y mataron a tres policías en agosto de 2015. Nunca he sugerido que los atacantes estaban en el poder. Incluso si los que están en el poder eran capaces de usarlos.

El único "buen punto" que Benoit Vitkine desea adjudicarme es que hice un buen trabajo sobre la matanza de Odessa, un "episodio que se pasa por alto con frecuencia". Usted mismo lo ha dicho, querido colega...

Anna Colin Lebedev tiene un blog en Mediapart.fr. Ella, por el contrario, me reprocha precisamente haber tratado el "drama" de Odessa. Ella tiene cuidado de no escribir la palabra "masacre" o "carnicería", de no nombrar precisamente el salvajismo de los asesinatos. Anna Colin Lebedev afirma que este "drama" no está del todo ignorado. La única prueba que ella ofrece son documentos publicados... un año después de los hechos. Los deLe Monde (Benoit Vitkine) y The Economist. Un bloguero, Olivier Berruyer, llevó a cabo un análisis de los titulares de artículos en los días inmediatamente después de la matanza. Este análisis está disponible en su página web. Es muy elocuente.

Anna Colin Lebedev me acusa de crear una historia "centrada en las lágrimas de las víctimas". Eso es cierto, le he dado voz a una madre que perdió a su hijo de 17 años, Vadim Papura. Ella habló de mala gana, estaba segura de que no iba a usar sus declaraciones, que Occidente no se preocupa por su destino. También doy voz a los nacionalistas ucranianos, algunos de los cuales incluso vociferan remordimiento. Entrevisté a testigos de todos los lados. De acuerdo con Anna, todo es culpa de la policía, que no fueron lo suficientemente eficaces [para detener la violencia ese día]. Es en esto en lo que la película debería haberse centrado, dice ella. No en milicianos que lanzaron cócteles molotov al edificio sindical o que acabaron con los heridos en el suelo [después de saltar de las ventanas para escapar del edificio en llamas]. No en el hecho de que ninguno de los asesinos ha sido encarcelado y que el gobierno de Ucrania ha saboteado cualquier investigación judicial, como se recuerda en el artículo de The Economist [8 de mayo de, 2014], que ella amablemente cita como referencia, pero que probablemente no se ha tomado el tiempo para leer.

Eso es todo en cuanto a las críticas concretas. A partir de ahí, descendemos a pequeños detalles.

Por lo tanto, Anna Colin Lebedev me dice que menciono la presencia del símbolo de Azov en el Maidán, mientras que el batallón todavía no se había creado. Se formó tres meses más tarde. Claro, pero para mí, era sólo un cambio de nombre: el símbolo estaba en todas partes en el Maidán, es el mismo símbolo del grupo 'Patriotas de Ucrania', que tiene el mismo líder, Biletsky, los mismos hombres y que formaría un batallón militar para luchar en Mariupol [región de Donetsk, en el este de Ucrania].

Así que para mayor claridad, he tomado la decisión editorial de no entrar en esos niveles de detalle. El hecho de que este famoso símbolo [de Azov] es tomado de una división de la SS, Das Reich, no parece conmover a mis críticos.

Según Anna Colin-Lebedev, Igor Mosiychuk no era el portavoz de Pravy Sektor [Sector Derecho] a pesar de que fue presentado como tal en este debate televisado. Igor Mosiychuk es miembro de grupúsculos nacionalistas que navegaban entre Azov y Pravy Sektor pero era, sobre todo, un estafador que juega por su cuenta personal. Se unió al partido radical de Oleg Lyashko y fue arrestado, delante de nuestra cámara, después de extorsionar 100.000 grivnas a un tipo de su partido.

En el blog Comité Ukraine [Comité de Ucrania], por Renaud Rebardy, se me acusa de no informar de que el batallón de Azov se había integrado al ejército regular. Renaud Rebardy habrá oído mal y, sobre todo, desentendió la naturaleza de las relaciones entre el gobierno de Ucrania y Azov. Este es un comentario textual de la película, cuando hablo con Azov: "Oficialmente, esta brigada obedece al ejército ucraniano nacional. Y, sin embargo, muchos de ellos permanecen enmascarados".

Y esto es lo que me dijo su líder Andriy Biletsky sobre sus medios financieros: "Bueno, si hablamos de las finanzas, para la adquisición de armamentos, es proporcionada por el Estado, ya que es parte de nuestro equipamiento. El resto proviene del trabajo de los activistas entre los cuales hay pequeños y medianos empresarios. Ellos invierten dinero y hacen que todo esto sea posible".

Durante la entrevista y en los comentarios que finalmente he removido, Biletsky pronuncia una amenaza velada contra el gobierno, al que considera demasiado corrupto. La sutileza de Azov es que están oficialmente en el ejército, pero conservan un amplio margen de autonomía.

A continuación, Renaud Rebardy dice que "jamás hubo charlas" para eliminar el ruso como idioma oficial en 13 regiones de Ucrania. Los datos: el Parlamento de Ucrania propuso hacerlo el 23 de febrero de 2014, y el día después, comenzó la guerra. Las poblaciones de habla rusa estaban preocupadas por su futuro y Putin se aprovechó de ello para poner en marcha maniobras militares. El 28 de febrero, el [provisional] presidente de Ucrania revocó la medida. Pero ya era demasiado tarde, el diablo se había escapado de la caja.

El mismo Renaud Rebardy me reprendió por reportar que la nueva Ministra de Finanzas de Ucrania es una ex diplomática de Estados Unidos. Natalie Jaresko obtuvo su nacionalidad ucraniana en diciembre de 2014 con el fin de unirse al gobierno. Antes de eso, trabajó primero como diplomática del Departamento de Estado, especializándose en los países de Europa del Este, de 1989 a 1995, y luego manteniendo una fuerte relación con el gobierno de Estados Unidos después de asumir la presidencia del Fondo NEI de Empresas occidentales (WNISEF), un fondo de inversión que invierte el dinero de una agencia estatal de Estados Unidos (USAID) en la economía de Ucrania. Permaneció allí (además de su posición en el fondo de inversión privada que ella administraba, Horizon Capital) hasta que tomó un trabajo en el gobierno de Ucrania [como ministra de finanzas]. Estos no son asuntos triviales, ¿correcto?

Benoit Vitkine me acusa de reportar que los nuevos ministros de economía son "pro-negocios". Sin embargo, esta es la política desde la cual ellos mismos se declaran "agresivamente pro-empresariales", lo tengo en mis grabaciones de vídeo. Esto explica, por ejemplo, el aumento de hasta cuatro veces en los precios del gas natural. Entre otras cosas.

Rebardy también me acusa de ser demasiado duro con Oleh Tyahnybok, el líder del Partido Svoboda. Lo describo: "Históricamente, pertenece al movimiento neo-nazi". Este hombre ha dicho muchas veces que quiere librar al país de la "mafia moscovita-judía"; a menudo utiliza el término "Yid". También fue el fundador del Partido Nacional Social (¿le recuerda algo ese nombre?).

Otra crítica que llegó desde el blog militante euromaidán: Di voz a Alexis Albu, un activista comunista de Odessa a quien acusan de ser homofóbico y rojo-marrón [nacional-socialista (fascista) - NdT].

¿Por qué entrevisté a Albu? No es debido a sus opiniones, sino porque descubrí su presencia en un vídeo amateur del edificio de Odessa, en el famoso 2 de mayo de 2014. Y les recuerdo, mi objetivo era encontrar a las personas que son vistas en los vídeos y luego recoger sus comentarios sobre lo que vieron. Trato de establecer los hechos. Lo que me interesa de Albu es que lo vemos caminar intacto hacia afuera del edificio de la unión y, poco después, está tirado en el suelo, gravemente herido en la cabeza. ¿Qué sucedió en ese tiempo?

Finalmente, Anna Colin Lebedev observó una frase escrita en la presentación de la página web de Premières Lignes anunciando mi documental: "Nadie realmente ha preguntado quiénes eran ellos (los paramilitares nacionalistas ucranianos)". Esta frase es, obviamente, falsa de hecho. Pero si ella vio y, sobre todo, escuchó la película, ella sabe que esta frase no está ahí. Fue escrita para "vender" la película en la página web de la casa de producción y, por lo tanto, se puede atribuir a una torpe comercialización.

Dicho todo esto, si uno se sienta al nivel de la percepción pública mundial, está claro que el público en general no sabe nada acerca de la importancia de los grupos neonazis de Ucrania, ni la existencia de la matanza de Odessa, el 2 de mayo de 2014. Eso es porque este problema no se ha reportado lo suficiente (lo que no quiere decir que no se ha reportado en absoluto). Sabemos que en la parte rusa se dice que los nacionalistas de extrema derecha fueron a luchar en Donbass. Sin embargo, sabemos menos del otro lado.

Para concluir, invito a todos a ver la película el lunes en la noche en Canal Plus y hacer su propio juicio. Porque las personas que me insultan y me amenazan en las redes sociales son, precisamente, aquellos que no han visto el documental. Ellos lo imaginaron. La fe es una droga potente.