jueves, 31 de octubre de 2013

Europa abre el debate sobre salida del euro


Europa 
abre el debate sobre salida del euro

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La actual situación económica en Europa y las bases sobre las que se asienta el euro ha abierto el debate sobre el papel de la moneda común. Mucho se ha especulado sobre la salida del euro, un tema que hasta ahora parecía tabú y que se ha convertido en un debate abierto que divide a economistas, políticos y ciudadanos.
Mientras los detractores del euro reclaman recuperar la soberanía económica del país e implantar una política proteccionista, los más alarmistas hablan del fin del proyecto europeo sin su moneda común. A medio camino, algunos proponen una alternativa.
El euroescepticismo se ha contagiado y ha puesto de acuerdo a antagónicos políticos como el Frente de Izquierda y el Frente Nacional que defienden la salida del euro. Según el último Eurobarómetro, el 63% de los ciudadanos europeos apoya la moneda única.
Según el diario Wall Street Journal, algunas bancas nacionales habrían preparado una estrategia post-euro para recuperar sus viejas monedas ante el temor del desplome del euro.
Las próximas elecciones europeas en mayo de 2014 serán decisivas para trazar la nueva hoja de ruta. Refundar Europa está en el discurso de muchos, pero la gran incógnita es, ¿con el euro o sin él? Para algunos expertos, no es tanto una cuestión de moneda sino de falta de democracia.
Hispan Tv

 


¿Hay alternativa? 

No en la Unión Europea


Escrito por Miguel García 
Ilusiones. Por desgracia, de eso hablamos cuando llamamos a una solución conjunta a la crisis articulada desde la Unión Europea.

Es común a la hora de justificar la posibilidad del cambio recurrir a llamados hacia una "nueva Europa", más social y dinámica a través de un masivo plan de estímulo, un Plan Marshall europeo.
Unión Europea.

Aunque no sea plato de buen gusto, la posibilidad práctica de este escenario es marginal, por no decir descartable.

De esta constatación nace este artículo que al contrario que la mayoría de lo publicado en los ámbitos de izquierda, aspira a aportar necesarias dosis de realismo, no a reconfortar al que está buscando una solución que permita redistribuir la riqueza manteniendo en lo fundamental el 'statu quo'.

No por provocación gratuita, sino por lo irreal del escenario.

Esto responde, de un modo resumido,

fundamentalmente a cinco factores principales:


1. Una Unión sin democracia, donde votamos a un Parlamento puesto de adorno, y gobierna unConsejo Europeo y su brazo ejecutor, la Comisión; no transformable por los cauces democráticos, básicamente, porque no es una institución democrática.

2. Un cambio improbable en Alemania. Ser realistas conlleva aceptar que un viraje de la Unión debe incluir al timonel, y no parecen muy por la labor.

Sea reelegida Angela Merkel o gobierne el SPD, ambos partidos han dejado bien claro que no conciben cambio alguno de profundidad en la actual dinámica comunitaria: las clases dominantes no parecen tener ningún interés en mostrar solidaridad con el herido Sur de Europa. 

Esto sin duda no solo es aplicable al país germano, sino a sus socios tradicionales como Holanda o Finlandia.


3. Una política monetaria encorsetada, condenada a combatir el fantasma de la inflación, y responsable de un euro sobrevaluado que lastra día a día la competitividad de las economías más débiles. 
E incluso, yendo más allá, no estaría de más preguntarnos:

¿Existe en última instancia una política monetaria común que beneficie en su conjunto a Grecia, Portugal o Alemania?

4. A los pies de la Unión sin margen de maniobra, en una Comunidad que solo actúa bajo chantaje, y que vincula la concesión de "rescates" a modificaciones constitucionales como la ley de equilibrio presupuestario, que convierten cualquier tipo de política económica sería, en una reliquia del pasado siglo.

5. En manos de los mercaderes, porque así fue concebida la Unión desde su inicio: como un mercado único donde el capital circula con libertad, condicionando todo bajo la lógica de la rentabilidad y el imperativo del más fuerte.
Un cambio de tal calado como el abandono de la Unión supone el único camino para un verdadero trasvase de poderes de la troika al pueblo.
Gente, población, sociedadDescartar el escenario de un viraje coordinado –más allá de un estallido del euro, que poco tiene de coordinación- nos obliga a observar la otra mitad del tablero: el intento individual de un Estado europeo de llevar a cabo unilateralmente una alternativa rupturista.

¿Realidad o utopía?


Los poderes fácticos llevan tiempo empeñados en convencernos de lo segundo: no existe alternativa, con la llegada hegemónica del neoliberalismo, en cierto modo, terminó la historia, como insistentemente nos recuerdan.

También lo hacían hace siglos nobleza, clero o realeza, cuando diezmaban a súbditos o ejercían el derecho de pernada: todo respondía a un inalterable orden divino.

La diferencia es que ahora dios tiene nombre y se llama mercado.

Nada más lejos de la realidad.


Existe una alternativa.

El problema reside en saber en qué coordenadas se mueve y podemos concebir esta alternativa, y no son precisamente las de la opulencia consumista.

Abandonar las cadenas de la Unión e intentar

desarrollar un proyecto rupturista no será 
–como todos

 en última instancia intuimos, pero pocos se atreven

a decir- un proyecto a coste cero:
¿Estamos preparados para abandonar la sociedad del espectáculo y sus luces consumistas, para caminar hacia un nuevo buen vivir?
Nacionalizar –como ya se ha realizado en gran parte- un sector bancario cadáver no generará automáticamente el crédito que necesita la economía, mucho menos en un contexto donde nuestro acceso a los mercados financieros internacionales se verá cortado en seco si planteamos el necesario impago de la deuda.

La huida de capitales y la necesidad de prevenir la misma será una constante desde el mismo comienzo del proceso.

El retorno a una moneda propia provocará que los bienes importados se encarezcan aceleradamente recordándonos los precios de los productos electrónicos en la década de los 90; y así, un largo etcétera.

¿Quiere decir esto que en última instancia la alternativa no es viable? 

No exactamente.

Lo que indica es que para transformar la realidad no nos será suficiente con tener voluntad de cambio, necesitamos ser conscientes de que aspirar a transformar las cosas no conlleva solo deseo y voluntarismo, también implica el reconocer que debemos caminar hacia un nuevo modo de vivir y relacionarnos, tomar conciencia de la profundidad y los costes de la ruptura a la que aspiramos.
Gente en centro comercial
Un cambio de tal calado como el abandono de la Unión supone el único camino para un verdadero trasvase de poderes de la troika al pueblo, y

 eso sin duda redefine completamente el campo de lo posible: que nadie esté sin una vivienda, una educación o una sanidad verdaderamente universales y gratuitas, nuestra seguridad alimentaria o una verdadera gestión ecológica del espacio serán elementos que, por primera vez, tendremos en nuestra mano debatir.

Eso sí, quizá no podamos tener una televisión de 42 pulgadas ultraplana o cambiar año a año de smartphone de última generación porque el crédito no fluirá en torrente como durante los "felices" primeros años de siglo .

Nadie dijo que fuese sencillo ser los primeros en romper con el orden establecido.
Solo luchando sin vagas ilusiones podremos construir un proyecto realista que genere una verdadera ilusión transformadora.
Debemos realizarnos preguntas incomodas, saber qué es lo que realmente importa y qué estamos dispuestos-si lo estamos- a ceder

¿Estamos preparados para abandonar la sociedad del espectáculo y sus luces consumistas, para caminar hacia un nuevo buen vivir?

Aceptar la existencia de alternativas conlleva dejar de hacernos ilusiones, abrir los ojos aunque la realidad no sea agradable.

Solo desde ahí la alternativa puede constituirse en necesidad ante una barbarie que seguirá siendo creciente.

Solo luchando sin vagas ilusiones podremos construir un proyecto realista que genere una verdadera ilusión transformadora. Δ

Miguel García. Miembro del colectivo econoNuestra     econonuestra.org

La Europa de los mercados

Escrito por Fernando Luengo 

Una crisis tan profunda y persistente como la actual, tan desigualmente repartida entre países, regiones y grupos sociales, hubiera exigido una intervención contundente por parte de la Unión Europea(UE), inspirada en los principios que, en teoría, son consustanciales al proyecto comunitario: convergencia y cohesión social. 

Justo lo contrario de lo sucedido. 
Banderas europeas

En lugar de una toma de posición sustentada en esos principios, nos encontramos con políticas promovidas desde la troika (¿esto es lo que queda de Europa como proyecto?),que incorporan un diagnóstico de la crisis sesgado e interesado.

La materialización de esas políticas

han acrecentado las desigualdades

y la polarización social, convirtiendo en retórica vacía

el ideario comunitario;

nada que ver con una Europa ciudadana y democrática.
Si la situación requería una UE más solidaria y cohesionada, ahora tenemos una UE más insolidaria y fracturada, donde prevalecen las prácticas no cooperativas.
Si la situación requería una UE más solidaria y cohesionada, ahora tenemos una UE más insolidaria y fracturada, donde prevalecen las prácticas no cooperativas.

No hay otra ley que la del más fuerte, la de aquellos países o grupos que tienen capacidad para imponer sus designios en las instituciones comunitarias.

Siempre ha sido así, pero ahora con una muy marcada diferencia: los espacios de consenso y los contrapesos son prácticamente inexistentes.

Resulta muy ilustrativo al respecto la resistencia, activa y exitosa, por parte de las economías más ricas, lideradas por la alemana, a que se pongan en común recursos que pudieran financiar intervenciones comunitarias de mayor calado.

La continua presión llevada a cabo por los países que contribuyen en mayor medida al presupuesto se ha visto recompensada: También aquí se han introducido recortes.
No existe otro proyecto europeo que el promovido por los mercados y las élites.
Antes de seguir, una precisión sobre la supuesta generosidad de los países ricos, los cuales sostienen sobre sus espaldas los presupuestos con los que Bruselas implementa políticas que benefician sobre todo a los que cuentan con una renta por habitante menor.

Dejemos a un lado que una parte de esos recursos son capturados por grandes empresas y consultoras que cuentan con la logística, la influencia y los contactos para acceder a los complejos e intrincados concursos comunitarios.

Los grandes países son también los que más se han beneficiado de un proceso de integración económica, el comunitario, que cada vez más ha descansado en los mercados.

La unión económica y monetaria ha situado a las firmas más competitivas, buena parte de las cuales procede de estos países, en las mejores condiciones para acrecentar sus beneficios, transnacionalizando la cadena de creación de valor, ampliando la escala de producción y aumentando las ventas.

Recordemos, igualmente, que la economía alemana ha cosechado superávits con la mayor parte de sus socios comunitarios, especialmente desde la implantación de la moneda única.
La economía alemana ha cosechado superávits con la mayor parte de sus socios comunitarios, especialmente desde la implantación de la moneda única.
Símbolo del euro.El presupuesto de la UE, que no expresa sino la voluntad política de implementar políticas comunes, ya se había reducido antes del estallido de la crisis, hasta situarse en un 1% del PIB comunitario (muy lejos de los recursos que, por ejemplo, maneja el presupuesto federal estadounidense).

¿Qué significa adelgazarlo todavía más?

Supone, en primer lugar, un claro mensaje político enviado desde Bruselas:

No existe otro proyecto europeo que el promovido por los mercados y las élites.

Las instituciones comunitarias, al seguir la senda de los recortes en unos fondos que ya eran a todas luces insuficientes, renuncian a asumir un papel destacado en una salida de la crisis que necesitaría de la aplicación de un importante plan de inversiones públicas y un sustancial aumento del gasto social comunitario.

Los recortes en los dineros de Bruselas, además de entrar en colisión y apuntar exactamente en la dirección contraria de una Europa más ambiciosa y estratégica, perjudica más a aquellos que en mayor medida se beneficiarían de un proyecto comunitario con un formato más redistributivo que mercantil, los más débiles.

Aquellas economías cuyas finanzas públicas no lo permiten o que permanecen atrapadas en el bucle de las políticas de austeridad, no podrán implementar las políticas que antes se cubrían con fondos comunitarios.

El resultado: una Europa más fracturada social y productivamente. Δ
Fernando Luengo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense y miembro del colectivo econoNuestra. Coautor del libro Fracturas y crisis en Europa (Clave Intelectual-Eudeba)   econonuestra.org

revistafusion.com



N




Nadie tiene un plan B


En algunos asuntos, la crisis ha generado una distancia creciente entre lo que opina la sociedad española y lo que opinan sus élites políticas, económicas e intelectuales. 

Quizá en ningún otro tema se aprecie mejor esa distancia que en el del apoyo a la Unión Europea

Mientras que la mayoría de la población ha adoptado una posición crítica con las instituciones y políticas de la Unión Europea (UE), las élites en España continúan con sus odas a Europa. 

El Eurobarómetro, la encuesta que semestralmente realiza la Comisión Europea en todos los Estados miembros, muestra que una mayoría de españoles desconfía de la UE

Por ejemplo, en estos momentos menos del 20% de los españoles confía en el Parlamento Europeo, una cifra por debajo incluso del país más euroescéptico de todos, Reino Unido. 

La misma pauta se observa con respecto a la confianza en la propia Comisión, también por debajo del 20%. 

Asimismo, ha caído mucho el porcentaje de gente 

que afirma que sea bueno para España pertenecer a la UE.

El recelo de la sociedad española es comprensible. 

Al fin y al cabo, la UE, con la Comisión y el Banco Central Europeo a la cabeza, han impuesto las políticas de austeridad que tan dañinas están resultando para el crecimiento y la igualdad. 

A pesar 

de todos los recortes, ajustes y reformas estructurales, 

España sigue estancada

la deuda pública no deja de crecer (de hecho, lo hace cada

 vez más deprisa) y la desigualdad social se ha disparado. 

Un fracaso en toda regla

Aunque, por supuesto, no toda la culpa es de la UE y del euro, fuera de nuestro país es común reconocer que la burbuja crediticia e inmobiliaria que generó la crisis es en buena medida consecuencia de los incentivos perversos que se crearon dentro del área euro, que llevaron a los países del Sur a endeudarse demasiado y a los países del Norte a prestar excesivamente, así como que gran parte de la responsabilidad en la crisis de la deuda y las políticas de austeridad recae en el dogmatismo y rigidez del Banco Central Europeo.

Ni siquiera esto se admite siempre en España. 

Muchos de nuestros economistas liberales siguen convencidos de que lo mejor para el país es que nos impongan desde la UE políticas de ajuste draconiano. 

Algunos, sin embargo, llegan a coincidir en el diagnóstico que acabo de describir, pero en lugar de adoptar una posición crítica, redoblan la apuesta, una reacción típica del jugador desesperado que ve cómo se esfuma su fortuna y decide jugárselo todo a una última carta

Redoblar la apuesta consiste en fiar la salida de la crisis 

a una transformación federal de Europa, 

lo que supone, entre otras cosas, 

la mutualización de las deudas (eurobonos), 

la armonización fiscal, la unión bancaria 

y un papel más activo del Banco Central 

como prestamista de última instancia. 

Todos podemos estar de acuerdo en que a España le iría mejor que en la actualidad si esa transformación tuviera lugar

Pero ¿qué pasa si esta no llega, 

o si tarda demasiado en llegar, 

mientras el país se desangra con tasas de paro intolerables,

 empobrecimiento de la población 

y resquebrajamiento del Estado de bienestar? 

¿Qué pasa si Alemania veta los cambios?

Con otras palabras, 

¿cuál es el plan B 

si el ideal de más Europa no se lleva a término? 

Es muy loable que nuestras élites conserven sus esperanzas en el futuro de una Europa más unida. 

Sin embargo, si estas esperanzas no se materializan, 

¿qué le toca a España? 

¿Resignarse a vivir en una unión monetaria 

que se ha vuelto para nosotros una ratonera? 

En realidad, si España de verdad quiere contribuir a la federalización de Europa y al perfeccionamiento de la unión monetaria, debería dejar claro que si no se produce el cambio en la dirección deseada, lo mejor que podemos hacer es marcharnos del área euro. 

Así no vale la pena seguir: 

el statu quo nos condena al fracaso

Una amenaza de retirada pondría a Alemana 

en una posición menos confortable 

de la que disfruta en la actualidad. 

Alemania no sólo es el país refugio de todos aquellos que tienen su capital en euros, sino que impone sus puntos de vista y su política a todo el resto de la UE. Está germanizando a todos los estados miembro en materia de política económica. 

En esas condiciones, ¿qué razones tiene para moverse y 

tomarse en serio la demanda de federalización económica? 

Supongamos que España o, aún mejor, una coalición de países afectados por las irracionales y dañinas políticas de austeridad, anuncia que su objetivo es una reforma de la UE y el euro, basada en una mayor integración, pero que si esta no se produce de forma efectiva y rápida, no tendrá más remedio que salirse del área euro. 

Ante un anuncio así, Alemania tendría que reconsiderar su posición

La marcha de España sería un golpe muy fuerte para el euro(aunque solo sea por el tamaño de nuestra economía) y tendría un efecto contagio sobre países más pequeños, como Grecia, Irlanda y Portugal. 

Significaría probablemente la quiebra definitiva de la unión monetaria.

Una amenaza de este tipo podría ser el revulsivo necesario para provocar una reforma que es indispensable para el futuro de España. Lo que no parece que nos vaya a llevar muy lejos es la actual proliferación de declaraciones, tribunas y debates que concluyen con cantos líricos a la integración europea. Hay pocos signos de que Alemania vaya a cambiar así su postura.

A mi juicio, 

la posición de España ante la UE 

debería ser condicional

sí a una Europa más integrada y menos alemana, 

pero no a la continuación del statu quo. 

Si la Europa que necesitamos no es factible, porque Alemania se ha vuelto demasiado poderosa, o porque se ha abierto una brecha demasiado profunda entre países acreedores del Norte y países deudores del Sur, entonces hay que plantearse abiertamente la salida del euro: dentro del mismo, si todo sigue igual, no tenemos futuro. 


http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2013/10/07/nadie_tiene_plan_b_8430_1023.html



Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro